¿SIGUE NACHO?

0

Por José Díaz Madrigal

Existen en diversos medios de comunicación, una fotografía sin fecha, en que aparecen tres gobernadores de la región occidente del país. En primer plano se encuentra el exmandatario de Michoacán, Silvano Aureoles y junto a él en la parte de atrás, ligeramente cargado a la derecha de éste, está parado Nacho Peralta; el desprestigiado exgobernador de Colima.

En días recientes a Silvano le cayó la ley, en una lujosa área residencial de la zona metropolitana de Guadalajara, lugar en que vive una de sus hijas. Seguramente le dieron el pitazo, se filtró información y se les alcanzó a pelar. Ahora es prófugo de la justicia.

Alfredo Ramirez quien es el actual gobernador de Michoacán, no se anduvo por las ramas. En un noticiero comentó que hizo la denuncia, ante La Fiscalía General de la República -FGR- por desvío de recursos, justo cuando descubrí el desastre financiero que me dejó Aureoles en nuestro estado.

La desviación de los recursos públicos, se llevó a cabo bajo un sistema que se le llamó “La licuadora”; que según el gobernador Ramirez, todo el dinero federal que llegaba a Michoacán, no importaba que estuviera etiquetado, le valía una pura y dos con sal, destinandolo para otras cosas totalmente diferentes; es decir se desviaba los recursos económicos.

Silvano duró meses sin pagar a los maestros. Compró terrenos para cuarteles de La Guardia Nacional a precios inflados, pagó lo que no costaban. Cuando se construyeron esos cuarteles, planeó otros desfalcos. El muy rata, en contubernio con los desarrolladores autorizó costos elevadisimos, causando grave daño patrimonial a Michoacán.

De acuerdo a lo anteriormente señalado, una jueza federal con sede en el penal de Almoloyan de Juárez en el Estado de México, giró una orden de arresto contra Silvano Aureoles, para ser detenido en cualquier lugar que lo encuentren. La detención no es para homenajearlo por honrado, sino por ladrón.

Del mismo modo que Alfredo Ramirez de Michoacán, Indira Vizcaíno recibió de Nacho Peralta una administración en ruinas. Aquel grito de batalla que se volvió famoso en distintas manifestaciones de muchos afectados, en los últimos meses del periodo peraltista era: ¡Nacho ratero dame mi dinero!. Eso fue a causa de que durante un tiempo largo, Nacho no les pagaba a maestros, a burócratas, ni jubilados, ni tampoco pagaba las participaciones a que tiene derecho La Universidad de Colima, por lo cual también fue denunciado.

A parte de lo antes mencionado, Nacho fue acusado de probables anomalías en el gasto de la construcción del C5, con faltantes de millones de pesos. También como lo hizo Silvano, Compró terrenos arriba del valor comercial, para ser donados al ejército; con un obvio quebranto al erario del Estado de Colima.

En la foto mencionada al principio de éstas líneas, se observa a Silvano de aspecto nervioso, secando el abundante sudor de su cara con un pañuelo grande. Nacho de pie, pegadito al michoacano, con sus clásicos lentes rectangulares y a través de éstos, se le nota una mirada baja, incierta, perdida. ¿Sería una premonición de que les aguardaba una misma suerte, de ser juzgados por la presunta malversación de fondos públicos? Quizás intuyendo el presagio de un destino común para los dos, del michoacano y el de Colima. Tal vez diciendo: primero el de adelante y luego sigue el de atrás, que es. . . Nacho Peralta.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a CN COLIMANOTICIAS.