¿Sabías que las fiestas de la Villa fueron declaradas Patrimonio Cultural Intangible del Estado?

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Por: Ángel Durán 

Las Fiestas Charrotaurinas de Villa de Álvarez son una de las tradiciones más antiguas y emblemáticas del estado de Colima, con un origen que se remonta a 1658. Su nacimiento está marcado por una serie de eventos catastróficos que devastaron la región, provocando incendios y terremotos que destruyeron gran parte de las viviendas. 

Ante la incertidumbre, la población buscó en la religión una solución, optando por elegir un santo patrono que los protegiera. En una selección aleatoria, San Felipe de Jesús fue elegido tres veces consecutivas, lo que se interpretó como una señal divina, dando inicio a las festividades en su honor.

Desde entonces, cada año, estas fiestas han sido un punto de encuentro para la comunidad, evolucionando y adaptándose sin perder su esencia. A lo largo de los siglos, las celebraciones han integrado diversas actividades que combinan lo religioso, lo cultural y lo festivo, destacando los desfiles, las cabalgatas, la feria comercial y la chirimía, una expresión musical tradicional que acompaña a los icónicos mojigangos. Estas figuras gigantes de papel maché y carrizo representan a personajes relevantes de la región y recorren las calles como parte del folclor villalvarense.

Uno de los eventos más esperados es el tradicional “Toro de Once”, una de las manifestaciones más arraigadas de las festividades. Esta práctica involucra el jineteo y lazado de toros, actividades que resaltan el carácter ganadero de la región. Junto a este, las cabalgatas se han convertido en un símbolo de identidad, reuniendo a cientos de jinetes y espectadores que celebran la historia y la tradición charra.

Otro elemento fundamental es la construcción de La Petatera, una plaza de toros efímera que data de 1854 y se ha convertido en el corazón de las festividades. Su construcción artesanal, a base de madera, sogas y petates, es realizada por familias locales que han transmitido este conocimiento de generación en generación, asegurando su permanencia a lo largo del tiempo. La Petatera no solo alberga las corridas de toros y espectáculos ecuestres, sino que también es testigo de la misa en honor a San Felipe de Jesús, una de las ceremonias religiosas más significativas de la festividad.

En reconocimiento a su importancia histórica y cultural, el Congreso del Estado de Colima declaró en 2016 a las Fiestas Charrotaurinas de Villa de Álvarez como Patrimonio Cultural Intangible del Estado. Esta declaración resalta el papel fundamental de las festividades en la identidad colimense y la necesidad de su preservación como legado para futuras generaciones.

Más allá del entretenimiento, las fiestas representan un derecho a la cultura, un espacio donde se resguardan los valores, costumbres y tradiciones que han definido a Villa de Álvarez a lo largo de su historia. La participación activa de la comunidad y el reconocimiento de su simbolismo permiten que este legado continúe vigente y sea apreciado por las nuevas generaciones.

Es fundamental que los colimenses, especialmente los villalvarenses, valoren y participen en estas festividades, no solo como espectadores, sino como guardianes de un patrimonio que nos define y une. La historia y el significado de estas celebraciones nos invitan a reflexionar sobre la riqueza cultural que poseemos y la responsabilidad de preservarla. Conocer y vivir las Fiestas Charrotaurinas es un compromiso con nuestra identidad, una forma de honrar a quienes nos precedieron y una oportunidad de seguir fortaleciendo el arraigo a nuestra tierra.

*Las opiniones expresadas en este texto de opinión, son responsabilidad exclusiva del autor y no son atribuibles a CN COLIMANOTICIAS.