Un liderazgo democrático

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Por: Amador Contreras Torres

Haciendo un ingente esfuerzo, sin precedentes en la historia de la educación superior en Colima, por instrucciones del rector José Eduardo Hernández Nava, la máxima casa de estudios del Estado refrendó la cobertura al 100 por ciento en Bachillerato y alcanzando el 81.5 de cobertura en los aspirantes a nivel licenciatura, superando el rango anterior en ese rubro que era de 73.6 por ciento. Este incremento, coloca a la máxima casa de estudios entre los promedios de cobertura más altos del país en el universo de las instituciones de educación superior.

En efecto: En Bachillerato los 4 mil 825 jóvenes que concluyeron el proceso fueron aceptados, lo que habla de un 100 por ciento de aceptación en ese nivel educativo. Asimismo, 3 mil 589 jóvenes fueron aceptados en el nivel superior, conformando así una aceptación del 81. 5, uno de los altos del país, lo que es emblema de la capacidad de la institución y de su claro compromiso con la sociedad.

Pese a los agoreros del desastre, y los disidentes cada día más aislados y ajenos a la marcha de la institución, la casa de estudios con su líder a la vanguardia avanza hacia estadios superiores de progreso, excelencia académica y pertinencia social, cumpliendo a plenitud con sus actividades sustantivas y adjetivas forjando los cuadros que requiere el desarrollo de la región y de México, con un fuerte acento en la movilidad académica, la internacionalización y que hacen de la Universidad de Colima una universidad abierta al mundo y de los estudiantes ciudadanos del mundo, merced a la consolidación del proyecto educativo de gran calado que es una fortaleza institucional que tiene el Estado para pactar su desarrollo integral.

Todos los días, todo el tiempo, en todo lugar, en todos los campus, escuelas, facultades, dependencias, oficinas, se construye desde abajo, un liderazgo democrático, horizontal e incluyente por parte del rector de la casa de estudios, con una sólida alianza, indestructible, con los jóvenes estudiantes, razón de ser de la casa de estudios; una sólida alianza con su plantilla académica y de indagación científica, incluyendo a todos los trabajadores, que juntos construyen, en el día a día, a su universidad.

El rector se arremanga la camisa y encabeza el trabajo cotidiano, haciendo una política de altura, superior, como se debe hacer en un claustro académico que aspira a la excelencia y persevera, todos los días, para alcanzar tan noble fin, con la certeza de que el pueblo de Colima se merece la mejor universidad posible.

Con su liderazgo democrático, fortalecido con la fuerza del diálogo intenso con la comunidad universitaria y la alianza con los jóvenes, el rector está ganando el futuro y está construyendo una nueva escala axiológica en torno a los valores de la lealtad, la institucionalidad, la unidad como cimientos de una educación de excelencia y con responsabilidad social.

Aunque les pese a los fanáticos de la destrucción, a los que se ahogaron en la derrota por su soberbia y radicalismo, el rector construye un liderazgo con la fuerza y la vitalidad de la comunidad universitaria en su conjunto, que ha cerrado filas ante las asechanzas procedentes del exterior, pero también de los traidores que están perfectamente identificados, a pesar de su sibilino comportamiento y de su fallida estrategia de tirar la piedra y esconder la mano.

NO SE OCUPAN FALSOS REDENTORES NI ILUMINADOS

Hay políticos que se sienten muy indispensables, iluminados y se ofrecen a gestionar becas para los estudiantes, o bien, para tramitar su ingreso a determinado plantel, lo cual es absolutamente innecesario, ya que como bien lo dijo, la Coordinadora General de Docencia, Martha Alicia Magaña Echeverría, “ los estudiantes en la Universidad de Colima no necesitan de intermediarios para ser atendidos”. La funcionaria fue muy clara al precisar que “nuestros estudiantes no necesitan, ni han necesitado jamás de intermediarios para ser atendidos. Ya que están para ello, los directores de sus planteles, los directores de nivel medio superior o superior y las distintas dependencias que tiene la universidad”, lo anterior, a propósito de aclarar que no se estableció ningún compromiso con el diputado del PRD Rafael Mendoza Godínez, para que él fungiera como intermediario a fin de que los estudiantes puedan acceder a una beca”.

Los estudiantes no necesitan de falsos redentores con poses de iluminado. Hay un liderazgo democrático, hay inclusión y apertura para escuchar todas las voces, todos los planteamientos. Los funcionarios tienen instrucciones precisas del rector de atender cualquier petición de beca a efecto de garantizar que ningún estudiante valioso se quede sin la oportunidad de asistir a las aulas por razones económicas.

Siempre ha sido así, en la Universidad de Colima, pero más ahora que tenemos un rector con una gran capacidad de comunicación y de empatía con los jóvenes, con una gran sensibilidad humana y social, para escuchar de forma directa cualquier planteamiento: una sensibilidad innata en su persona, pero también construida desde su propia etapa de estudiante, procedente de la cultura del esfuerzo, que muchas veces tuvo que combinar el estudio y el trabajo, con disciplina y tesón, para forjarse un camino propio, que lo han llevado a esta elevada responsabilidad en la máxima casa de estudios.

La política es una de las más altas expresiones del espíritu humano. La política, bien llevada es noble y tiene destellos luminosos. El trabajo de los diputados, cuando se ejerce de buena fe y con alteza de miras, es bienvenido. De hecho, la casa de estudios mantiene excelentes relaciones con la sociedad, con los diferentes actores políticos, con los tres niveles de gobierno y con los poderes legislativo y judicial. La universidad es una casa abierta al debate plural y a la libre exposición de las ideas, como se ha acreditado, cuando en sus campus se ha recibido a diversos candidatos presidenciales y ha sido escenario de debates por la gubernatura.

Bienvenida la política de servicio, la de buscar el avance de la comunidad, la de gestionar recursos para el desarrollo social y la educación. Lo que se rechaza es que se alienten conductas que busquen lesionar la buena marcha de una institución educativa con fines tan nobles como la enseñanza.

En realidad, los adversarios de la autonomía universitaria, buscan pretextos para atacar a la noble casa de estudios e interrumpir su marcha ascendente, cosa que jamás lograrán, por la granítica y sólida unidad que prevalece en torno a su líder y en torno a sus objetivos superiores al servicio de la educación en Colima.

Ayer, fue el tema de la sucesión rectoral – por cierto todavía algunos respiran por la herida de la derrota y hasta se exhiben en forma por demás patética- luego fue la huelga espuria que se hundió en los meandros de la indiferencia de la comunidad universitaria y de la sociedad en su conjunto.

Ahora, el tema es el de las cuotas escolares, buscando, con perversidad, afectar no sólo las finanzas, sino la marcha ascendente de la institución, con objetivos políticos facciosos, buscando llevar agua a su molino, con una abierta intromisión en los asuntos internos de la casa de estudios, intentando vulnerar la autonomía universitaria y su derecho a ejercer sus propios recursos en el marco de la autogestión universitaria. Hoy como ayer, serán derrotados en virtud de la fortaleza moral de la institución, muy por encima de las veleidades y de las ambiciones de los enemigos de la educación.

En cuanto a los disidentes internos, que fueron defenestrados del SUTUC y abandonados, incluso por sus antiguos amigos y aliados, ahora se ocupan en fundar un sindicato espurio, patito, y hasta se atreven a solicitar la “ toma de nota”, de la autoridad laboral sin la capacidad de procesar sus propias amarguras y sin asimilar alguna enseñanza de la derrota.

Deberían de evaluar que se han quedado solos por sus traiciones a la casa de estudios, a la base trabajadora y a un puñado de jóvenes a los que manipularon en forma grosera, en el proceso de sucesión rectoral y luego, de forma asaz grosera, les cerraron la puerta en las narices, aplicándoles la política Klinnex de “úsese y tírese”.

En resumen, los jóvenes estudiantes no necesitan de bules para nadar. Serán atendidos directamente por el rector y sus funcionarios, así como por el liderazgo de la Federación de Estudiantes Colimenses que encabeza Héctor Magaña.

En cuanto a los traidores, deberían de aprender alguna enseñanza de la derrota y de su soledad política y el vacío que le han merecido a la comunidad universitaria y a la sociedad colimense y emprender la graciosa huida. Ahora sí, que cuanto quieren, pero porque se vayan.