Tenemos una sociedad espiritualmente enferma, coinciden líderes religiosos

0

*Se han perdido principios y valores, no sabemos respetar nuestras diferencias, afirman

Carlos García Lemus|COLIMANOTICIAS 

En la actualidad tenemos en México una sociedad espiritualmente enferma que poco a poco ha perdido principios y valores. A los mexicanos nos hace falta llegar a formarnos más en la conciencia para sabernos respetar, querer y saber aceptar nuestras diferencias para poder superar los momentos de crisis y violencia que estamos viviendo.

En esto coincidieron el rector de la Catedral de Colima, Guillermo Contreras Castellanos, y el director y pastor del grupo Amor de México en Colima, Nahúm Gutiérrez Maldonado.

Entrevistados por separado, en primer término el rector de Catedral dijo que a los mexicanos nos falta sabernos respetar en nuestras diferencias, pues  la diversidad es la que nos da la riqueza. “Yo considero que debe pensarse en la diversidad de pensamientos, no buscando lo que nos desune o en lo que somos diferentes para herirnos, sino como se ha dicho siempre en la Iglesia: hay que buscar aquello que nos une para que a pesar de que somos distintos y pensamos de diferente manera, todos buscamos finalmente un bien común, que es el bien de la humanidad y la sociedad”, apuntó.

Consideró que es necesaria una disposición de parte de todos de poder salir de esta situación de crisis y como dijo el Nuncio, representante del Papa en México, uno de los factores que seguramente influyen en la descomposición, es la falta de una educación y formación.

“Si se pone un mayor interés en esta dinámica de la formación en todos los hábitos, es decir, la formación cristiana, la formación humana, de la escuela, los valores que se puedan tomar tanto en la familia como en la escuela y en eventos públicos, es lo que pudiera lograr efectivamente un cambio. Cuando hay formación y disposición de las partes para poder lograr tener todos un mismo espíritu”, señaló.

Afirmó que el riesgo de perder los valores ya lo estamos viendo. “Si tiempo atrás, por ejemplo, cuando se daban las grandes revoluciones y los golpes de Estado, normalmente eran gente mayor de edad y ya formada. Hoy los movimientos sociales críticos que vivimos en el país son, en su mayoría, abanderados por gente joven que ya está con situaciones críticas, lo que significa que los adolescentes y aún quienes están entrando a esta etapa, están viviendo en un modelo de comportamiento que puede ser efectivamente una crisis y puede llevar a un caos social”.

Nos hemos alejado del aspecto espiritual –continuó Guillermo Contreras- un elemento fundamental es alcanzar un crecimiento y una madurez en la formación intelectual y esto se une a una fuerte espiritualidad.

Sobre cómo combinar el vivir la realidad de violencia en el país con una elevación de la calidad espiritual, el rector de Catedral dijo que se logra precisamente cuando se va entendiendo y profundizando el evangelio.

“A Jesús muchas veces se le ha identificado como un revolucionario que ni uso armas, no agitó a la gente a la violencia, sino un revolucionario que le pudo decir a los poderosos de su tiempo que estaban equivocados en su manera de entender e interpretar las cosas y un revolucionario que se preocupó más bien por los pobres, por los más indefensos, por aquellos que no tenían ni siquiera voz ni voto y sin embargo, su bandera era construir un reino de Dios donde reinara la justicia, el amor , el bienestar, la equidad y en resumen el bien común”.

En ese sentido, agregó, se trataría de no vivir una fe angelista o en el cielo, sino una fe que me vaya comprometiendo a buscar justicia, equidad, bienestar y respeto. Es precisamente esa la espiritualidad que se quiere o que se necesita hoy, una espiritualidad que nos lleve al compromiso, no para destruirnos sino para construir una sociedad nueva.

Finalmente dijo que a pesar de ser tiempos difíciles, también son de reflexión para vivir las fiestas guadalupanas y el tiempo de la Navidad como un momento para reestablecer la paz social.

Por su parte, Nahúm Gutiérrez Maldonado, aseguró que en la actualidad tenemos una sociedad espiritualmente enferma que poco a poco ha perdido principios y valores. “Todo tiene que ver con una raíz: la separación del hombre de Dios, de ahí la necesidad de regresar a lo que Jesucristo dijo muchas veces, que todo está en nuestra relación con Dios”.

Indicó que a nivel mundial hay un gran desajuste y eso lo podemos notar en el fruto, o sea, en los hijos; con rebeldía, aumento de suicidios y deserción de las escuelas. Todo tiene que ver con la base que es la familia.

El pastor cristiano mencionó que hablando en el ámbito de la medicina, durante mucho tiempo se le dio atención especial al cuerpo, pero ahora los mismos doctores se  dan cuenta de que hay enfermedades psicosomáticas, o sea, del alma.

“Va una persona con el doctor y lo mandan con el psicólogo y luego al psiquiatra por la situación del alma, pero se ha olvidado el área del espíritu que es el cimiento o sustento de las otras dos: si yo estoy bien espiritualmente, mi alma va a estar bien y mi cuerpo va a tender a estar bien, todo tiene que ver con una raíz: la separación del hombre de Dios”, insistió.

Mencionó que recientemente el gobierno le pidió contestar un cuestionario que servirá para una reunión sobre desarrollo humano. Ahí le  preguntaron qué debe hacer el gobierno para atender a los niños y a la familia.

Señaló que él respondió que debería haber una escuela  para padres en donde se fortalecieran los valores más importantes que debe recuperar la sociedad.

“Antes de facilitar un divorcio, por ejemplo, pedir a los miembros de la pareja que pasen con un psicólogo, pero también habría que tener cuidado con el valor moral de los psicólogos y de quienes vayan a dar las clases en la escuela de padres, quienes deben ser debidamente capacitados, porque hoy lo que hacen algunos psicólogos, es solamente darle libertad a la persona y no ubicarla como debe ser”, advirtió.

Dijo que en la sociedad no hay límites o son mucho más amplios que los del cristianismo. “Hay una puerta estrecha y otra muy ancha y todos queremos ampliarla lo más que se pueda y esa libertad es lo que va dañando a la sociedad porque todo mundo quiere vivir sin rendir cuentas a nadie y hacer lo que se le dé su gana”.

Finalmente, lamentó que “hoy estamos viviendo tiempos en que queremos quitarnos la sombra o la imagen de Dios completamente de nuestra vida y llegamos al punto de que a lo malo le llamamos bueno y a lo bueno le llamamos malo”.