TAREA PÚBLICA

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VIRUS MUNDIAL

Por: Carlos Orozco Galeana

No soy médico de profesión pero eso no me impide  saber que  con el mosco aedes aegipty, transmisor del dengue, el chikungunya y el zika, hay un problema muy serio  de salud pública a nivel global, según ha reportado la Organización Mundial de la Salud y autoridades locales, puesto que ese vector no entiende de barreras y puede extenderse a todo el mundo. Incluso, el presidente Peña Nieto y la SS, implementan ya en los estados una acción conjunta.

El secretario de Salud de Colima, José Rivas Guzmán, está demandando  cuidados especiales para prevenir las enfermedades que produce el mosco aquí, comenzando, dijo, por mantener limpias las viviendas porque en ellas se esconde y tiene ahí oportunidad de picar a los humanos. RG, tras anunciar una cruzada contra este mal,   recomienda a los colimenses extremar precauciones, en tanto que el congreso local pidió a sus habitantes que participen en una campaña para prevenir y combatir la propagación indiscriminada del mosco.

Datos recientes confirman que el zika ha aparecido  en 26 países y que incluso hay al menos un caso en que se trasmitió el mal por vía sexual, pero lo que ha alertado  a sus gobiernos es que puede  afectar en los hijos de mamás embarazadas, aunque esto no está comprobado del todo. Hasta Irlanda y Alemania ya probaron su piquete. La OMS advirtió que el virus transmitido por el mosco   produce infección leve, pero se le asocia  con dos problemas de salud. El más delicado sería el efecto último citado en las madres embarazadas cuyos hijos pueden nacer con microcefalia (desarrollo anormal del cráneo y el cerebro del feto, lo que origina discapacidades en distinto grado) y algunos con el síndrome de Guillain – Barré, que es un trastorno neurológico que causa debilidad, pérdida de reflejos, dolor y visión borrosa. La OMS dice además que la población no está inmunizada porque es la primera vez que se expone al virus, por lo cual los cuidados deben ser mayores.

Que quede pues claro, el zika llegará a Colima a través del mosco trasmisor, nadie tendrá culpa por su presencia. No le vayan a echar la culpa al doctor Rivas Guzmán ni a ningún epidemiólogo o a alguna otra dependencia si el mosco les pica, ¿eh? Su aparición es un fenómeno recurrente producto de condiciones atmosférico- biológicas que el hombre aún con todo su poder y sus conocimientos  no puede evitar. El presidente Obama, por cierto, ha ordenado que se apresure una investigación para conocer al vector y proteger a su población.  Ni USA se escapa.

Como lo apuntó RG, se requiere en todos lados que la población se constituya en un “ejército  social” para  prevenir los efectos masivos de la enfermedad, pues la guerra al mosquito no se le ganará “pero sí debemos ganar al zika”. Con estas palabras el galeno dice que la acción gubernamental va en serio, aunque advirtió que se requiere mucha sociedad no solo en este tema sino en muchos otros más de salud pública. Efectivamente, todos podemos contribuir a hacerles menos complicado el trabajo a esa Secretaría si asumimos actitudes de cuidado en los hogares y  en los barrios y colonias donde hay condiciones insalubres por abandono de inmuebles que permanecen cerrados y contaminan el medio ambiente.

Lo que plantea el secretario de Salud, con verse fácil, no lo es.  A los pueblos cuesta mucho trabajo organizarse bajo una inspiración común, y es entonces donde las instituciones tienen actuar en forma muy responsable para suplir de algún modo la apatía social que surja por eventualidades peligrosas como ocurrió con el dengue hemorrágico, ya que ante consecuencias graves aquellas salen perdiendo pues los ciudadanos, ya sabe usted, jamás se equivocan ni tienen culpa de nada por sus omisiones.

Es  positivo que los medios sigan dándole atención a este tema y multipliquen en sus espacios informaciones orientadoras. Hay que interesarse en informaciones constructivas que alerten a la población del riesgo sanitario. Si el tema del zancudo trasmisor es de salud pública, a todos compete enfrentarlo, no solo a las autoridades. Esta visión última, colectiva,  ha de extenderse; tenemos que reflexionar sobre nuestro modo de ver las cosas y actuar al margen de lo que hacen los gobiernos. Estos tienen que hacer su parte, como es su obligación, pero nosotros tenemos que hacer también la nuestra.