TAREA PÚBLICA

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IPS: PRIMEROS COMPROMISOS

Por: Carlos Orozco Galeana

Si hubo una afirmación de Ignacio Peralta que desató aplausos cuando fue validado por su partido para ser candidato a gobernador fue su creencia en un gobierno honesto en donde los funcionarios no resulten enriquecidos al final de su mandato o en su inicio y ofendan con sus fortunas a la sociedad. Segunda creencia: Cree en los programas públicos que generan resultados  tangibles, no en aquellos que solo sirven para cubrir estrategias de comunicación política o para satisfacer el ego de los funcionarios. Al margen de los compromisos económicos que perfiló en esa misma intervención, estos dos son los más dignos de comentarse.

Ignacio sabe que la sociedad nacional está inmersa en una atmósfera de corrupción extendida en todos los niveles de la vida pública; hay un sinnúmero de fuerzas e intereses que se rehúsan a introducir cambios legales que permitan evitar el cochinero en que se desenvuelve la mayoría de gobiernos estatales, y que el empuje social para intentarlo no alcanza. Hay casos verdaderamente despreciables –   otra vez Guerrero – en donde una pandilla corrupta bajo el liderazgo del gobernador Ángel Aguirre, a quien no quieren embotellar a pesar de que ser un delincuente organizado por saquear las arcas públicas de la forma más truculenta y fácil: los recursos federales pasaban directos en su administración a las cuentas personales de sus colaboradores, entre ellos un hermano. Las manos criminales se fueron directo al presupuesto. El resultado de la rapiña: daño al erario por casi 300 millones de pesos. Adivina usted: Aguirre está libre.

México esta asqueado de tanta corrupción. Es insoportable ver como en un gran número de estados, de repente, se comienza a ver a funcionarios o exfuncionarios ricachones, que no tenían ni en qué caerse muertos y hoy, en tiempo récord para inscribirlo en Guinnes, hasta tienen estudiando a sus hijos en el extranjero y se pasean orondos en camionetas y coches de súper lujo con una mano por fuera. Algunos rápido, hay prisa, adquieren, terrenos, casas y ranchos para las familias y para las consortes, con franquicias de millones de pesos más las construcciones ofendiendo gravemente a todos con su riqueza. ¿Nombres? Ignacio Peralta, como casi todos los colimenses, los conoce. ¿Actuaría contra ellos o cooperaría con el gobierno federal para hacerlo si es gobernador? Habría que saberlo más adelante.

Como ya lo he expresado otra vez, Ignacio es un colimense estudioso, y trabajador y en plenitud física y mental para gobernar, y hombre recto. No se le conocen vicios. Por sus cualidades valiosas, seguramente, es que recibió las bendiciones centrales, de su partido y la de Los Pinos para ser candidato, afirmación que hizo él mismo en aquel evento.

Teniendo esa trayectoria aceptable de hombre público y por su juventud, Ignacio inspira confianza. Si gana, ojalá se apegue y cumpla los compromisos citados porque cuando se tiene el poder, la gente se corrompe, y si se ejerce este sin contrapesos, se termina siendo más corrupto. Sin poder, es fácil mantenerse limpio, dijo un prócer barbón del Pan.

Ojo: hay un riesgo en todo político que sube al poder: sufrir el síndrome de la enfermedad de la ganancia mundana; es cuando “el servidor transforma su servicio en poder y su poder en mercancía para conseguir beneficios mundanos o más poderes. Es la enfermedad de la gente que busca multiplicar su poder y avasallar con su avaricia criminal”.

Luchemos contra la corrupción. Como dice la iglesia católica e Iñárritu el cineasta, no es de exclusividad nuestra. Hay que corregirla con una evangelización seria, con educación. Toca a todos buscar relaciones humanas de justicia, respeto y confianza mutua. “Porque a veces no estamos cuidando unos de otros y no nos cuidamos unos a otros.” Y sí, cuando no nos protegemos mutuamente, es que no hay amor.