TAREA PÚBLICA

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INE: MISIÓN CUMPLIDA

Por: Carlos Orozco Galeana

Con la selección de los siete funcionarios que integran el nuevo IEE termina un  episodio complicado, un ejercicio arduo de la institución que escogió en libertad a sus integrantes tras largas auscultaciones y jornadas de trabajo de corte académico incluso para garantizar  un cuerpo de consejeros capaz de hacer las tareas que le son inherentes en un ambiente de transparencia.  Se exceptúa la inclusión, si bien legal,  de una última persona que no fue ubicada directamente por los  aplicadores del INE pero que seguramente fue “empujada” por poderosos a los prestó servicios antaño.  El gobernador Mario Anguiano ya le puso nombre y apellido,  calificándola como “un riesgo para Colima”.

Tener autoridades electorales confiables es una aspiración en cualquier parte. Significa un nivel de confianza en que descansa el hacer del Estado y del ciudadano por la democracia. Épocas han pasado en que reinó la incertidumbre y hasta el engaño, como aquella  en que una de las nuevas figuras,   siguiendo instrucciones del “centro”, quiso dar albazo en una elección constitucional que fue impedido por magistrados honorables que no se prestaron a la anulación  de la voluntad popular. Con estos antecedentes y si viviéramos en otro país, dicha persona no podría siquiera ir de visita al IEE. Pero estamos en México y aquí pasan cosas increíbles.

Sin embargo, con todo, hoy se respira un ambiente distinto. Una sociedad más vigilante no está dispuesta a  servir de cómplice de ideologías interesadas que pretendan ignorar la ley. Habrá, en la brega electoral, acuerdos o decisiones  que no gusten a determinadas estructuras, pero no recuerdo que en alguna otra ocasión se hubiera analizado tan exhaustivamente el perfil de las personas que debían integran un organismo que por su naturaleza ha de ser autónomo  y conformado por los mejores.

Tener autoridades electorales íntegras, es pues fundamental para el funcionamiento de las instituciones democráticas. A veces, por compromisos partidistas o por ideologías particulares se ha torcido la justicia y llevado los asuntos, en consecuencia, a los tribunales. Es regular que estos hayan enderezado acuerdos de autoridades electorales estatales que erraron en sus decisiones.

Respecto a la conformación final del IEE, quedó asentada la insatisfacción del PRI porque según eso hubo cosas raras al final de las decisiones de INE, ya que dejó  fuera a personas calificadas y con experiencias en responsabilidades de consejería electoral y que habían tenido un buen desempeño.  Caso raro: El PRD estuvo de acuerdo en ese trámite. Histórico.

Algunos de las personas  eliminadas al último, por  cierto, y en uso de sus derechos, se han  inconformado ante la plana mayor del INE porque no se les notificó acerca de las razones  que  determinaron su exclusión. Tienen  derecho a conocer los argumentos en su contra. No hacerlo puede llevar a la generación de un ambiente de duda y desconfianza sobre sus procedimientos.

Conozco a dos colimenses que pretendieron ingresar al IEE sin lograrlo, uno de ellos Rogelio Portillo y otro más Carlos César Maldonado. Ambos, reconocidos en Colima. Rogelio goza de un prestigio de gente de bien y  tiene acreditada una maestría en el Colegio de México, lo que es un timbre de orgullo para cualquiera. Carlos César, por su parte, tiene una trayectoria académica de muchos  años en la Universidad Pedagógica Nacional en Colima de la que fue su director y donde contribuye a la formación de  nuevas generaciones. Tiene, además un expediente favorable  tras participar en cinco procesos electorales, donde ha sido y es consejero del INE.

En fin, ojalá que  los partidos políticos, pero sobre todo los ciudadanos, hayan quedado  conformes con  la integración del IEE. Vienen tiempos de competencia  y habrá  una presión constante que le exigirá responsabilidad, templanza, respeto y tolerancia hacia todos los  actores políticos. No es cómodo procesar decisiones cuando los partidos cuestionan los reveses que sufren.

El INE actuó aceptablemente, aunque al final quedó la duda por la posible participación interesada de  consejeros del INE  o de los propios partidos que eliminaron a personas más capacitadas que otras. Así es en México.