TAREA PÚBLICA

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RESCATE DE MICHOACÁN

Por: Carlos Orozco Galeana

En un predicamento puso Joaquín López Dóriga al todavía gobernador de Michoacán Fausto Vallejo, al preguntarle recientemente si no sabía que su colaborador más cercano, el secretario de Gobierno Jesús Reyna, mantenía nexos y comunicación continua con personajes del crimen que mantienen a aquel estado en situación de crisis desde hace varios meses. En dificultad, digo, porque si lo sabía y no actuaba, malo, pero si no lo sabía siendo gobernador, pues peor la cosa.

El caso es que el segundo funcionario del Poder Ejecutivo michoacano está arraigado por 40 días, plazo en el que la PGR reunirá elementos para, si los hay suficientes, como parece haberlos, consignarlos a un juez para que este inicie proceso penal formalmente.

Triste realidad de Michoacán es esta, cuando uno de los más altos servidores no estaba presuntamente por los intereses sociales sino en favor de otros que le eran ajenos. Es una barbaridad, por el lado que se le vea, que ya no se pueda confiar en ninguna autoridad en aquel estado; por donde se le busque, hay anomalías, de ahí que haya una migración poblacional hacia otras entidades.

Enrique Peña Nieto, al profundizar en el rescate de Michoacán, está dando un ejemplo de congruencia, cumpliendo un compromiso de campaña al hacer respetar la ley y velar por el estado de derecho. Serán peras o manzanas, pero el mexiquense está demostrando capacidad de hombre de estado al no temblarle la mano para actuar. Hace pocas semanas, dispuso el cambio en la administración de los 19 puertos en el país, para incrementar la seguridad y terminar con situaciones de corrupción. Gran acuerdo ese.

El procurador Jesús Murillo Karam, por su parte, ha asumido su cargo con determinación y expresado que en la averiguación sobre la situación de la entidad no reparará en ideologías, quien ha infringido la ley lo pagará. Así debe actuarse. Si algo ha destruido el tejido social es la impunidad. Los criminales o los malos funcionarios como Reyna, se atreven a dañar a las instituciones o a las personas porque saben que no habrá castigo, pero qué chasco se llevó este último. Cualquiera sabe en México que es muy bajo el porcentaje de los delitos que se castigan y que cuando atrapan a alguien es porque ya casi cumplió su condena ¡en plena libertad!

El presidente sabe que detener e investigar a un miembro del PRI, o a dos si consideramos al expresidente del PRI en el Distrito Federal, se daña la imagen de su partido y de su gobierno, sobre todo en esta última entidad, pero es preferible someterse a la crítica pública, lanzarse a los pies de sus enemigos para que lo pateen – políticamente, claro -, que permitir las acciones ilegales de personajes que provocan daños tan graves a la sociedad como las de Yarrington en Tamaulipas o Gastón Azcárraga en Mexicana de Aviación.

Cuando uno observa la actuación enérgica y resolutiva de un presidente de la república, se remite a sus antecesores de rigor. En los doce años de gobierno panista, puros angelitos había en los cargos públicos; jamás Felipe Calderón y Fox castigaron a funcionarios que fueron tomados con las manos en el presupuesto o traficando influencias a la vista de todos. Incluso, se comenta que la esposa del primero le alertó sobre la conducta criminal de Gastón Azcárraga sin que FC hiciera nada. Muchos salieron ricos sin que nadie les molestara, como Carlos Nava, su cuñado Juan Ignacio Zavala y otros políticos más. EPN, lo dije antes de que fuera presidente, tiene carácter y está haciendo mejor las cosas que sus dos antecesores y lo está demostrando.

Qué triste para los michoacanos el tener que ser rescatados por el gobierno federal ante la corrupción que reina en su estado. No puede acusarse de cómplice a Fausto Vallejo sobre la conducta de su ex secretario de gobierno, pero qué lamentable es cuando un gobernador como Fausto Vallejo permite en sus propias narices actitudes criminales que menoscaban el estado de derecho y traicionan a la sociedad. Pueden acusarlo sus rivales de ser cómplice, pero yo me negaría a hacerlo.