TAREA POLÍTICA

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BAILANDO POR TECOMÁN

Por: José Luís Santana Ochoa

A pesar de que la administración municipal de Tecomán lleva ya dos décadas en quiebra financiera, desorden administrativo e inoperancia como prestadora de servicios públicos, como cada tres años sucede, son muchos los tiradores al cargo de alcalde, aún a sabiendas de que el poder real lo seguirá ejerciendo el dueño del sindicato de trabajadores, Audelino Flores Jurado. El interés de quienes puestos y dispuestos están a reemplazar en el cargo a Héctor Raúl Vázquez Montes se explica porque sabido es que todos sacan lo suyo, autoridad y representación sindical, a costillas del noble y aguantador pueblo tecomense cada vez más endrogado por voraces funcionarios públicos municipales y líderes sindicales que tampoco tienen llenadero, importándoles una pura y dos con sal el presente y el futuro de un municipio que merece mejor suerte.

Participan en la danza tricolor por la candidatura a presidente municipal de Tecomán 2015-2018, el ex Secretario de Administración y ex Director de Administración de la SEP, Luis Mario León López, quien durante varios años desempeñó importantes cargos en el ayuntamiento que pretende presidir y es conocido y reconocido tanto en el ámbito partidista como en los sectores productivos del municipio. Lleva como pareja en “bailando por un sueño”, al orgullo de Caleras, David Rodríguez Brizuela, ex dirigente estatal de la CNC, ex funcionario en la Secretaría de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado y actual delegado de la Comisión Nacional Forestal en Colima. Luis Mario y David son quienes más aceptación tienen en los grupos políticos iguaneros, principalmente los conformados en torno a los ex gobernadores Gustavo Alberto Vázquez Montes y Jesús Silverio Cavazos Ceballos.

La segunda dupla de bailarines en el concurso por la candidatura del PRI a la alcaldía tecomense son los diputados Arturo García Árias y Noé Pinto De Los Santos. Del primero se sabe que cuando no resulta premiado hace berrinche, agarra sus canicas, yoyo, tropo y balón, y se va con los de “enfrente” para hacer perder a quien le haya ganado la partida interna. Cuando se creía que esta vez sí lograría la por él tan anhelada nominación, tuvo la pésima iniciativa de presentar en la tribuna del Congreso del Estado la “Ley Chaleco”, ganándose el repudio generalizado no sólo de los moteros del municipio que ansía gobernar sino de todo el estado, prestos a atravesarle sus jacas de acero en cuanto lo vean en campaña.

Otro que cada tres años quiere, es el ex alcalde Óscar Ávalos Verdugo, quien en su mejores años desempeñó cargos directivos en organismos sociales, asistencias y educativos en el municipio, al amparo siempre de los extintos tecos, poder e influencia auto-atribuidos que le han permitido disfrutar jugosas chambas en las administraciones estatales de Jesús Silverio Cavazos Cevallos y Mario Anguiano Moreno. Él lleva de acompañante al ex diputado local Flavio Castillo Palomino, ya plenamente repuesto del “trailazo” y con renovados bríos para relanzar su descarrilada por el fuego amigo carrera política.

Para las contiendas por la alcaldía de Tecomán de los años 2006,2009 y 2012, se mencionó con insistencia a Norma Galindo Matías, pero nunca dio el gran paso, y para el 2015 su nombre vuelve de nuevo a manejarse como la solución al merequetengue que desde años ha se traen en el municipio los priistas. Otra mujer pudiera acompañarla para que no baile sola, Mayra Cavazos Ceballos, de trayectoria y méritos descocidos pero presta a entrarle si le hacen ojitos.

 

EL ACABO

La solución final al entrampamiento que desde hace años vive la administración municipal tecomense es que de una buena vez le entreguen el changarro a Audelino Flores Jurado, nombrándolo candidato de unidad por una triple alianza político- electoral PRI-PAN-PRD, con el compromiso de reelegirlo para un segundo trienio, el 2018-2021. Seis años continuos en el control del presupuesto municipal cobrándose y pagándose a discreción, serían suficientes para acabar con el perro y la rabia. Después podría venir una nueva era en la vida de un ayuntamiento que desde hace años perdió su razón de ser, de hacer y de lograr.