PUNTO SOCIOLÓGICO

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LAS EXPECTATIVAS, EN NACHO

Por: J. Daniel Miranda Medrano

El Tribunal Electoral desechó como se esperaba, la mini impugnación que al cuarto para los doce presentó un ciudadano en contra del candidato que obtuvo el mayor número de votos; así casi termina por fin y sin ningún espacio para dudas, el proceso electoral que ganó de manera contundente el candidato de la coalición. Falta solo la declaratoria de gobernador electo para que se le dé punto y aparte a este episodio de la historia colimense.

Pero hay que tener presente dos cosas principales que caracterizaron a las elecciones extraordinarias: la primera es que las campañas fueron marcadamente desaseadas, una mezcla mínima de propuestas, pero con más mensajes superfluos y acusaciones denigrantes entre los contendientes. De forma preocupante observamos que los escasos planes de gobierno se diluyeron en la acusación de todos contra todos y en la banalización de la política. Al final del proceso aparecieron pasquines y la propaganda trivialmente difamatoria que se instrumentó de madrugada de manera anónima y  sin ética ni pudor.

Más que planes, las actividades de los partidos se dedicaron a la acusación simple y esto con toda seguridad va a fortalecer la percepción negativa de la ciudadanía respecto a estos organismos señalados. No favorecieron a la construcción de ciudadanía ni el fortalecimiento del pleno ejercicio de derechos. Fue por ello (aparte de acciones intimidatorias) que solo acudieron a votar alrededor de la mitad de la lista nominal de electores pero incluso, en un porcentaje menor a la de la pasada elección ordinaria.

Otro aspecto más que va a definir a estas elecciones es de los delitos electorales que  afortunadamente fueron la excepción y no la regla de la jornada electoral. Si bien estos casos fueron aislados e inéditos, no debemos de perder de vista que nunca en la historia electoral de Colima habían ocurrido hechos como los que ya conocemos y que se dieron en los municipios de Tecomán y Manzanillo y el del ciudadano ultimado previamente al inicio de la jornada electoral, en hechos que dejan sospechas e interrogantes.

Todo esto debe quedar para la historia y para los análisis posteriores, de tal manera que solo falta que el TEPJF de cierre final a este episodio de la historia de Colima. Es necesario dar vuelta a la página, y  mirar al futuro.  El nuevo escenario es el de las grandes expectativas que tiene Ignacio Peralta en toda la sociedad; es una gran oportunidad para resarcir el dañado tejido social que impunemente dejó Mario Anguiano y sus cercanos colaboradores. Es una oportunidad histórica, Nacho tiene la palabra, las expectativas de los colimenses están en él.

Twitter: @jdanie17