Primavera

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Por: Jonás Larios Deniz*

De acuerdo con la mitología griega, el origen de la primavera tiene lugar a partir del rapto de Perséfone, hija de Zeus y Deméter, dioses del cielo, del trueno y de la fertilidad. Cuenta el mito que “un día Perséfone estaba tranquilamente recogiendo flores en compañía de sus amigas las ninfas y de Artemisa y Atenea, hermanas de su padre, cuando de pronto, justo en el instante en el que se iba a hacer con un lirio, la tierra se abrió con una enorme grieta, de la que emergió Hades, hermano de Zeus y dios de los infiernos, llevándose consigo a Perséfone” (http://sobreleyendas.com/2010/03/19/el-mito-de-persefone-diosa-de-la-primavera/). Ante esto, su madre se puso muy triste y se dedicó a buscar a su hija, descuidando la tierra y al ser ella la diosa de la cosecha, la tierra se volvió estéril. Zeus pidió a Hades regresara a Perséfone pero éste no accedió. Acordaron entonces que pasaría parte del año en la tierra con su madre Deméter y otra en el infierno con Hades. El período que Perséfone pasa en la tierra el campo se llena de flores y aves multicolores, esto es, la primavera; mientras que cuando va al infierno la tierra se entristece cubriéndose de frío y nieve.

Son muchos los símbolos que pueden destacarse de esta historia, en mi opinión, es fundamental la idea de dualidad que nos ofrece. Considero que el mito destaca la existencia de dos épocas distintas, una necesaria para la otra. Las personas debemos identificar qué hacer y cuándo hacerlo para alcanzar la felicidad. La primavera es la época de florecimiento y preparación para el invierno. El reto es aprender a prepararnos para las etapas difíciles, también lo es aprender a disfrutar lo que tenemos, cuando lo tenemos. Asumir que la alegría no es permanente, ni eterna. ¿Cómo enseñar a las niñas, niños y adolescentes el disfrute y la alegría? ¿Quién debe mostrar las ventajas de la tierra para soportar los infiernos y regresar de ellos sin hundirnos? Las familias tienen la palabra. Reitero que, en mi opinión habrá que eliminar el sentimiento de culpa por deleitarse con lo que tenemos, regocijarnos con lo que somos y saborear lo que nos hace felices. La primavera en nuestra cultura también es tiempo de carnaval, y fiesta. ¡Vivamos pues la fiesta! No debemos reprimir la alegría: cantemos, bailemos, disfrutemos. Definitivamente, la primavera es tiempo para que las familias sean felices, y es que seguramente vendrán  otros tiempos en que el invierno les restará felicidad y calor, trayendo tristeza. Me gusta que las escuelas sean promotoras de la primavera, porque  son así promotoras de la alegría y de muchos otros sentimientos que denotan vida. Es urgente mostrar a las niñas, niños y adolescentes que la felicidad se construye y se vive al reír, cantar y bailar. Es recomendable que pongamos flores y color en los hogares. Que vuelvan los jardines floridos. Pongamos flores, cilantro y perejil en la mesa del comedor de todas las familias en Colima.

Atendiendo al mito del rapto de Perséfone, en la primavera, las madres y padres tienen que disfrutar a sus hijas e hijos porque un día se irán de casa.

 

* Profesor-investigador de la Universidad de Colima