PARACAÍDAS

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El regreso del despótico fernandato

Por: Rogelio Guedea

El tema fundamental de las próximas elecciones es el regreso o no del fernandato al poder de Estado, fernandato entendido como viejo PRI, gobierno corrupto y despótico, etcétera, como el del ahora Peña Nieto. Por más que los medios ya visiblemente aliados a la maquinaria nachopriista (Diario de Colima, en primero lugar, pero también AFmediosÁngel Guardían Ecos de la Costa) quieran generar la percepción de que el diablo de la película es el candidato albiazul Jorge Luis Preciado, esto no es así. El cáncer real es el regreso del fernandato, hoy encarnado en el candidato priista Ignacio Peralta Sánchez, quien, junto con Preciado Rodríguez, se erigen los dos candidatos punteros de la elección. El estilo de sus campañas está bien definido conforme al perfil personal de cada uno: la de Nacho Peralta es la campaña de la élite y está dirigida prácticamente a las élites (y ahí está el famoso video del carnicero en donde su propio lenguaje corporal nos lo confirma, pese a quien le pesare) y la de Preciado Rodríguez es la campaña del pueblo y está dirigida prácticamente a los sectores populares, con quienes el candidato albiazul tiene una conexión inmediata. Cada uno de los candidatos tiene ventajas y desventajas, pero sobre el candidato priista pesa la dura sombra de un pasado que por más que lo intente no lo podrá borrar, incluida la infamia de su arbitraria imposición. Esto tampoco lo podrá borrar la llamada “Alianza Chicharronera” (formada hoy por el PRD y Movimiento Ciudadano en contra del candidato panista), quienes le llaman “guerra sucia” al hecho de recordar infamias ejecutadas por el fernandato que el pueblo no debe nunca olvidar. Como lo he dicho, el tema no es el supuesto soborno a Indira Vizcaíno, comparsa ahora del candidato priista, ni siquiera las tarjetas del Verde Ecologista (más grave aunque el supuesto soborno a Indira Vizcaíno, pero del cual no hablan los medios), no, el tema es el regreso del fernandato, encarnado ahora en Nacho Peralta, regreso que implica, simplemente, un gobierno que beneficiará a pocos (medios de comunicación incluidos) y no a las mayorías. En Colima está sucediendo lo mismo que sucedió con Peña Nieto, quien juró que no lo seguía la sombra de Salinas de Gortari sino que representaba una nueva generación de priistas, pero a poco llegar al poder su alianza con el salinismo se hizo visible, entre otras evidencias, con haber dejado en libertad a Raúl Salinas de Gortari, con todo y sus miles de millones de pesos. Salinas de Gortaria, pues, es a Peña Nieto, cuyo gobierno se desploma, lo que Fernando Moreno Peña y el Grupo Universidad (y la evidencia es su operador Victórico Rodríguez) es a Nacho Peralta. La tarea del candidato panista (y de todos los que queremos a nuestro Estado) es que la sociedad se entere del daño que representaría un gobierno caciquil como el de Nacho Peralta ligado a Fernando Moreno Peña, a Héctor Sánchez de la Madrid, al Grupo Universidad y a toda la élite empresarial  que espera ansiosa volver a tener acceso a las arcas del estado, en detrimento del bienestar de las familias pobres colimenses. Si recordarle esto al pueblo es “guerra sucia”, yo me apunto a la “guerra sucia”. La derrota de la continuidad del fernandato en Nacho Peralta, por tanto, está escrita ya en las manos de los casi quinientos mil electores que votarán el próximo 7 de junio. Porque Nacho Peralta, en cuanto a lo electoral, no es Peña Nieto, como él quisiera, sino Francisco Labastida.

 

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