MITOS Y MITOTES

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COMPORTAMIENTO ELECTORAL

Por: Florencio Llamas Acosta

En las campañas electorales, el voto es el acto por medio del cual el ciudadano manifiesta una simpatía o antipatía, hacia un partido o coalición de partidos, su programa electoral y sus candidatos, de igual manera el voto es un acto cargado de significados culturales, que refleja en su orientación costumbres, hábitos, preferencias, filias y fobias políticas, también el voto es resultado de un proceso sociocultural y político que refleja al propio votante: su pasado, su presente y su futuro. Mediante el voto el elector decide lo que quiere para sí mismo y su comunidad tanto en el presente y futuro, de la misma forma configura el reparto del poder político, así como la conformación de las fuerzas políticas y marca las interacciones entre los integrantes del sistema político. Sin lugar a dudas el voto y su orientación son de gran trascendencia para la entidad o territorio al que corresponda.

Por eso, saber cuáles será la orientación del voto de los colimenses en las próximas elecciones del 7 de junio del 2015, es una incógnita que ocupa a los partidos políticos y solo podrá responderse una vez pasado el proceso electoral, porque las encuestas electorales solo muestran la intención del votante no la acción, y esta intención puede cambiar de rumbo el mismo día de la jornada electoral y modificar su resultado.

Por ello, el comportamiento electoral de los ciudadanos siempre es motivo de estudio y análisis, tanto de académicos como de estrategas políticos que ante la incertidumbre buscan encontrar causales y tendencias que permitan entender el razonamiento o motivaciones del ciudadano. Tres son las tendencias significativas que se ha venido observando en el comportamiento de los electores en nuestro país: 1) El llamado “voto duró” -identificado como el votante que siempre votarán por él mismo partido independientemente de los candidatos que postulen o la circunstancia política que se vivan, – tiende a decrecer, cada vez es menor el voto leal a un solo partido; 2) El voto blando y el indeciso tienden a aumentar significativamente, el primero es aquel que tiene simpatía por un partido pero el sufragio no es completamente seguro, ya que evalúa la coyuntura del momento, el tipo de candidatos postulados y su oferta electoral, el segundo se refiere aquel elector que no tiene una identidad y lealtad a ningún partido y que, por igual, puede decidir votar por un partido u otro, o incluso, no votar; 3) hay un aumento en la inestabilidad de las lealtades político-electorales y un incremento en la personalización de la política que se refleja en el incremento del voto volátil y del voto diferenciado, entendido como aquel donde la gente puede cambiar la orientación de su voto de una elección a otra y en la misma elección votar por distintos partidos, prefiriendo votar por la persona y no por el partido.

Estos fenómenos se presentan producto de la crisis de la propia política, la crisis de legitimidad y credibilidad del sistema de partidos, así como y la evolución y madurez de los mismos ciudadanos que están más atentos al desempeño de los partidos y sus actores políticos y asumen una actitud exigente ante estos.

Ante estas tendencias del mercado electoral, en Colima grandes son los retos de los partidos y sus candidatos para entender al ciudadano, para ser merecedor de su confianza y respaldo electoral. Seducir al votante requiere sensibilidad política para saber cómo acercarse a la población, honestidad y coherencia – en los actos y discursos- para tener credibilidad, pues el votante no tan fácil se deja manipular o persuadir, ¿O usted cómo lo piensa?

 

 

*Maestro en Ciencia Política y Administración Pública. Catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Colima.

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