MITOS Y MITOTES

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MUJERES Y POLÍTICA

Por: Florencio Llamas Acosta

Para el próximo proceso electoral del 2015, por la nueva reforma política la paridad de género en las candidaturas será un nuevo ingrediente en la lucha electoral y en la conformación del poder público.  La paridad o establecer 50% de las cuotas en las candidaturas es producto de luchas históricas de las mujeres por dejar el mundo privado y domestico y obtener un reconocimiento de sus derechos ciudadanos para incorporarse y ejercer a plenitud a la vida pública y no solo poder votar, sino además ser votada y acceder al poder político.

Desde el origen de la democracia fue  excluyente hacia participación política de las mujeres, en la democracia griega las mujeres no tenían ni voz ni voto, su actividad se limitaba a su vida domestica. Con las revoluciones europeas del siglo XIX y la instauración del régimen republicano la forma democrática, el poder del pueblo es solo para los varones, siendo excluyente hacia las mujeres y grupos étnicos y culturales, la idea de igualdad enarbolada por la ilustración era excluyente para las mujeres pues no se les reconocía sus derechos políticos.

A pleno siglo XXI nuestro sistemas democráticos no han permitido aun que la mujer ejerza una ciudadanía plena, entendida como“la expresión que sintetiza el conjunto de principios, valores, actitudes y modos de conducta a través de los cuales los individuos se reconocen adscritos a un conjunto geográfico- social y, como tales, son sujetos de derechos políticos y civiles”.  Es por ello que el poder político mayoritariamente es ejercido por los hombres, basta echar una ojeada en las estructuras gubernamentales para identificar cual es el papel de la mujer en la política.

En la entidad colimense de las 10 alcaldías solo dos de ellas están ocupadas por mujeres, Armería y Cuauhtémoc. Sin embargo la participación social de las mujeres es muy activa como gestoras, pues son las que encabezan las demandas comunitarias y se preocupan por el mejoramiento de su barrio, colonia o comunidad,  peo al mismo tiempo, muchas mujeres no se reconocen como parte de un conjunto geográfico social y no ejercen sus derechos políticos y civiles, su participación política se limita a solo votar y pocas veces se visualizan como actores políticos activos con posibilidades de acceder al poder.

Esto se debe a la concepción de sí mismas, en el que consideran que el sitio  de lo femenino es lo privado, el hogar, que no son dueñas de sí misma, sino que le pertenece a alguien y cuya representación pública pertenece a otro, al padre o al marido. Por tanto, la mujer que hace política se le tacha de argüendera, de ser irresponsable con el cuidado del hogar y de los hijos y en el peor de los casos hasta de prostituta. En el discurso social masculino se margina a la mujer y compara con un objeto cuando se afirma que  “a la mujer hay que tenerla como la carabina cargada y en el rincón”, es decir embarazada y en el hogar, esta ha sido la forma genérica en que las mujeres han sido socializadas como ser para los otros y en ese sentido su identidad queda enajenada, sin reconocerse que ellas son para sí.

El nuevo escenario político electoral, será una nueva oportunidad para cambiarle el rostro al sistema político colimense y hacerlo más femenino. ¿O usted cómo lo piensa?

 

 

 

*Maestro en Ciencia Política y Administración Pública. Catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Colima.

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