Mexicano Ortiz cree que puede triunfar en la PGA

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AP

Cd. de México.- El camino desde México hasta la Gira de la PGA no iba a ser fácil para Carlos Ortiz, aunque estuviera allanado con algunos antecedentes venturosos.

Sólo cinco golfistas nacidos en México han llegado a la gira. Dos de ellos ganaron torneos una generación antes de que Ortiz naciera. El título más reciente fue de Víctor Delgado, quien conquistó el Ed McMahon-Jaycees Quad City Open en 1978.

El icono del golf mexicano es una mujer, Lorena Ochoa, quien surgió del mismo club que Ortiz en la ciudad centro-occidental de Guadalajara.

Sólo en la televisión o en revistas ha sido posible que Ortiz vea a sus ídolos —Adam Scott, Sergio García y Tiger Woods.

Tan sólo hay que imaginar lo que experimentó Ortiz el día de su debut en la Gira de la PGA.

El mexicano ganó ya dos torneos en la Gira Web.com, la primavera pasada, cuando recibió una invitación para disputar el Memorial. Entró a la casa club en Muirfield Village y reconoció a jugadores famosos. Su asombro se convirtió en ansiedad cuando miró a su ídolo, el anfitrión del torneo Jack Nicklaus.

“¡Dios mío, eso fue muy emocionante!”, relató Ortiz. “Cuando los ves en la vida real es diferente. Y en cuanto entro a la casa club veo ahí a Jack Nicklaus. Me espanté. Me dijeron que fuera a estrecharle la mano, pero estaba muy asustado, así que simplemente fui al piso superior, a mi casillero, porque no sabía qué hacer”.

“Pero luego volví y dije ‘gracias por tenerme aquí, por la invitación’, y él fue muy agradable”.

En la segunda ronda, Ortiz reaccionó con una tarjeta de 68 golpes para pasar el corte en el Memorial. Luego, volvió a la Gira Web.com para finalizar un año notable.

Se acreditó su tercera victoria al cierre de la temporada para un ascenso instantáneo a las grandes ligas. Fue elegido el jugador del año en la Web.com.

El jugador de 23 años está labrándose su propio camino, con muchas esperanzas. Ha pasado el corte en sus dos torneos de su campaña de novato, cerrando con una tarjeta de 65 para empatar en el 18vo puesto en Las Vegas.

El fin de semana siguiente, irá a Malasia antes de prepararse para el OHL Classic en Mayakoba. Será el octavo año que México sea sede de un certamen de la Gira de la PGA y la primera ocasión en que contará con un promisorio golfista local.

Pero no hay que pensar que Ortiz siguió una vía rápida hacia el estrellato.

Ochoa lo ha acompañado durante buena parte de una década, aunque no destacara de inmediato.

Cuando estudiaba en la universidad en Arizona, Ochoa practicaba con jugadores infantiles en el Guadalajara Country Club. Recuerda a un pequeño que adoraba su golf.

“Él estaba ahí cada tarde”, dijo Ochoa en una entrevista telefónica desde la Ciudad de México. “Yo solía ver a los niños que corrían, practicaban y jugaban. Había uno pequeñito, muy alegre. Cada vez que yo volvía, lo veía crecer. Era muy flaquito y alto, y le pegaba muy fuerte a la pelota”.

Ortiz realizó algunos viajes a Estados Unidos para participar en torneos infantiles. Nunca jugó tan bien como para llamar la atención de alguien.

Brad Stacke, entrenador de Golf en North Texas, descubrió a Ortiz con algo de ayuda e intuición.

Stacke tenía a un jugador mexicano llamado Kenji Maruyama, quien había jugado en su equipo juvenil en Iowa. El entrenador le pidió que le notificara sobre cualquier jugador promisorio que conociera en el vecino del sur.

“Tres semanas después me llamó y dijo, ‘te tengo un jugador. Es realmente bueno”’, relató Stacke. “Yo le pregunté, ‘¿por qué no vas a jugar con él?’ Y él fue y jugó con Carlos y me dijo, ‘es muy bueno’. Yo le dije, ‘¿cuál fue su marcador?’, y él me comentó, ‘es realmente bueno”’.

Una vez que el entrenador logró que le proporcionaran el marcador hizo una pausa. Ortiz había logrado un 81, suficiente para que Stacke recordara el nombre, especialmente unas semanas después, cuando Ortiz tuvo rondas de 63, 65 y 67, para imponer un récord de 54 hoyos en un torneo juvenil en México.

“Me convencí”, dijo Stacke.

Ortiz se dirigió a Denton, Texas, donde pasó cuatro años. Logró tres triunfos en su segundo año. Se clasificó para el US Amateur en Cherry Hills. Se graduó en estudios internacionales y comenzó a creer que era suficientemente bueno para lograr lo que había soñado.

“Me tardé un tiempo, cuando llegué a Estados Unidos”, dijo Ortiz. “Miraba hacia arriba a todos los demás jugadores. Al jugar con él me di cuenta de que yo era bueno. La gente siempre me lo decía, pero yo tenía que verlo con mis propios ojos”.

En la última temporada, logró su primer triunfo en Panamá, y el segundo en México.

¿Podría ser Ortiz la versión masculina de Ochoa? Eso sería demasiado pedir para cualquiera.

Ortiz considera que Ochoa fue la mejor jugadora y sigue siendo la mejor persona en el golf. A la estrella de Guadalajara, quien llegó a ser la primera del “ranking”, se le recuerda por su humildad y por su trabajo caritativo.

Ochoa sigue comunicándose con aquel niño alegre a quien vio correr en el campo de golf.

“Le mandé un correo electrónico cuando ganó su último torneo”, dijo. “Él me contestó, ‘ahora puedes sentir lo que todos sentíamos cuando te seguíamos”’.