LETRAS y números  

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Ferriz de Con

Por: José Ángel Brambila Leal

Hola Pedro: Te hablo a nombre de millones de mexicanos a quienes has dejado sin voz y sin ilusiones, colgados de esa muralla que se alza entre lo público y lo privado, entre la conciencia y la inconciencia de quienes tejen la vida pública de México. El debate entre los que opinan que sólo eras un manipulador de doble moral, diciendo una cosa y haciendo otra, y quienes consideran que sólo eres un ser humano con fortalezas y debilidades similares a las de todos los individuos que poblamos este maravilloso mundo, está latente. Me cuento entre estos últimos.

¡Ah que Pedro! Entiendo perfectamente las mil tentaciones que una persona tan exitosa como tú debe haber afrontado desde ese espacio tan privilegiado en que tenías a México al alcance de un tronar de dedos. Valoro la enorme fascinación que ejercías sobre muchas de las mujeres que te escuchaban diariamente y que se sentían identificadas con tu manera de pensar, y además -estoy seguro de ello-, muchas de ellas conquistadas por tu elocuencia y por ese valor que siempre has tenido para decir las cosas de frente a los personajes más viles de la política mexicana.

Te confieso que también creo entender el asalto de esa soledad cincuentona que te hizo sucumbir ante los encantos de una joven y guapa mujer, que a su vez se rindió ante los encantos de un hombre tan poderoso, como esos a los que a través del micrófono pulverizabas inmisericordemente. Todas esas cosas las comprendo perfectamente, como estoy seguro que las entienden y asimilan (que no las comparten), millones de tus radioescuchas.

Lo que no alcanzo a descifrar es esa simpleza con que actuó un personaje tan prestigioso como tú, emprendiendo una aventura amorosa que cualquier personaje público con menos capacidad analítica y, desde luego, con mucho menos inteligencia, consideraría de alto riesgo, y más, cuando ya habías tenido el primer aviso en el momento en que te viste obligado a abandonar Cadena Tres, apenas 2 semanas después del triunfo de Enrique Peña Nieto, al que tanto habías criticado durante su campaña.

¿Acaso creíste que ese sistema arcaico y autoritario al que tanto criticaste te iba a perdonar la existencia mediática, cuando todos los días pregonabas a través de tus micrófonos que estábamos regresando a los tiempos del viejo PRI, que no acepta ser criticado ni con el pétalo de una denuncia? ¿Te olvidaste de los eficaces métodos que el CISEN utiliza cuando tiene un encargo de los altos mandos para aplastar sin misericordia alguna a quien consideren un estorbo para sus planes?

La verdad, Pedro, el misil que calculadoramente lanzaron tus enemigos, en el momento que más lo requerían, si bien es cierto que a ti te abrió un boquete en tu estómago y en tu autoestima, haciendo que toda tu estructura familiar se tambaleara, a quienes no veían en ti a un santo, sino a un hombre de carne y hueso, pero con un valor a prueba de diputados, gobernadores y secretarios de estado, ese misil les pegó en el baúl donde guardan su fe, su credibilidad y, sobre todo, sus esperanzas.

¿Qué vas a hacer ahora Pedro? Te imagino a las 6 de la mañana sentado en el borde de tu cama, con los codos en las rodillas y la cabeza entre tus manos repasando los últimos años de tu vida. Imagino que de momento el balance te resulta adverso, cuando ves a tu esposa, a tus hijos y a todos tus seres queridos, heridos por tu traición, sin atreverte a mirarlos cara a cara, con una sonrisa en los labios. Te imagino viendo la foto de tu querido y admirado padre, confesándole apesadumbrado tus errores y diciéndole arrepentido: “Te fallé amigo padre”.

¿Qué sigue Pedro? ¡Sigue el vivir amigo Ferriz de Con! Si bien es cierto que lo pasado ya no lo puedes remediar, también es verdad que en ese aspecto ya nada tienes qué perder. Lo que sigue es salir y apechugar los reclamos de millones de ciudadanos a quienes, de acuerdo a los principios que te fueron inculcados, les fallaste; pero también es momento de salir y enfrentar a quienes te tendieron la trampa. Recuerda la frase que dice que nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos.

Si te sirve de consuelo, observa la tragedia amorosa de  Don Carlos de Borbón con la aristócrata alemana Corinna Sayn, o el idilio de Bill Clinton con Mónica Lewinsky en la Casa Blanca. Nadie está libre de pasiones Pedro; acuérdate que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente y, como ejemplos de la debilidad humana, ahí están Salinas de Gortari y Ana Paula Gerard, José López Portillo y Sasha Montenegro, Vicente Fox y Lilian de la Concha. Y ya de gobernadores ni hablamos, porque no creo que haya uno que se salve.

¡Arriba el ánimo amigo Pedro! Es momento de armar maletas y empezar a recorrer el país para que tus heridas empiecen a cubrirse con el bálsamo del perdón. Recuerda las palabras de Jacinto Benavente: “A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho”. Si quieres un lugar dónde empezar, vente este sábado 27 a Colima. Serás bienvenido para apoyar la causa de este gran estado, donde estamos miles de Ciudadanos Construyendo el Cambio. La cita es en el Centro de Convenciones Alegra, a las 9 de la mañana ¡Anímate!

 

PD. Gusta opinar: lo espero en Las Mentadas…. Mi correo:   [email protected]