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¡YA BASTA!

Por: Noé Guerra Pimentel

Todos los hemos visto y a muchos nos han tocado el corazón y hasta el alma y a otros, además de eso, nos han puesto a pensar, a reflexionar sobre su difícil existencia, su triste realidad, sobre lo duro que para ellos es la vida al día a día. Es esa gente que muchos no quisieran ver, que hasta les molesta verla, esa de la que muchas veces no sabemos o hacemos que no nos importa su nombre o lugar de origen pero que igual a la mayoría nos duele por no poder hacer algo por ellos, por no poder ayudarles y porque nos recuerdan que los programas del gobierno diseñados hasta hoy para solventar esa situación han incumplido, han fallado estrellados contra esta realidad que vivimos no solo en ciudades sino en todos lados como también en el campo y de la región o zona que se quiera del país.

Condición de pobreza que vivimos y cada vez hacemos crecer la gran mayoría de los que habitamos este lugar, unos más que otros, las cifras ahí están y duelen como agravian y que no debiera ser porque en un país donde según la revista Forbes cinco de los primeros cincuenta hombres más ricos del mundo son mexicanos y que uno de esos es el más rico de todos, no debiera haber ese nivel de contraste, incongruencia capital que nos indica que algo anda mal, muy mal en nuestra sociedad, que las decisiones históricamente tomadas hasta hoy han sido erróneas y en muchos de los casos solo para favorecer a una élite, a un pequeño grupo, que se han definido a partir de intereses de una minoría privilegiada sobre los de la generalidad y que la república como tal en lo sustancial ha fracasado.

Ante esa condición en la que nos vemos cotidianamente la gran mayoría de los mexicanos que buscamos ganarnos la vida y que trabajamos luchándole honestamente, que nos preparamos y que arriesgamos lo nuestro para eso, que producimos, que generamos empleos y riqueza a la nación, que con creatividad y no sin esfuerzo le buscamos por un lado y por otro, que nos la partimos diariamente con decencia y honradez para que el pan que llevemos a la mesa nos sepa a sacrificio y angustia, nos resulta injusto que algunos por su sola condición de poder no lo entiendan y abusen del mismo o peor, que lo hagan a escondidas y de paso quieran e insistan en vernos la cara con sus medias verdades o capciosas alternativas, como lo intentan algunos.

¡Ya basta! Basta de niños no solo en la orfandad o el abandono paterno y de sus familias; ¡Ya basta! De niñas-mujeres abandonadas, madres solteras en el desamparo; ¡Ya basta! De ancianos solos o abandonados que viven de limosna; ¡Ya basta! De hombres padres de familia angustiados en la desesperanza del desempleo; ¡Ya basta! De albergues de niños y ancianos que sobreviven de milagro en el abandono y frente a la simulación; ¡Ya basta! De niñas y niños en la calle exponiéndose a deshoras o cayendo aniquilados víctimas del hampa y el crimen organizado; ¡Ya basta! De carencias de lo mínimo en los centros hospitalarios comunitarios; ¡Ya basta! De espacios educativos, privados de todo; ¡Ya basta! ¡Sí! ¡Ya basta!

Algo tenemos qué hacer y es imperativo empezar. Por todo lo anterior y para dar un ¡Ya basta! Efectivo, aunque sea en nuestro entorno inmediato propongo a nuestros legisladores locales una efectiva salida al cuestionamiento social y repudio público que lamentablemente están enfrentado como representantes populares, gracias a la investigación periodística que evidencio sus ingresos y que según van sobre los 200 mil pesos al mes entre dieta y otros ingresos que no comprueban fiscalmente y que se desglosa de la siguiente manera: 68 mil pesos de “previsión social múltiple”, 10 mil de gasolina, 4 mil 493 por celular, 15 mil por comisión y los 10 mil 202 por pertenecer a un grupo legislativo, 107 mil 695 pesos, lo que por veinticinco que son ellos nos daría un monto aproximado de: 2 millones 692 mil 375 pesos al mes.

Monto nada despreciable para que con buen destino nuestros legisladores, sin renunciar a él, trasciendan haciendo una excelente obra, para lo que propongo que por lo que resta de su periodo constitucional como auténticos representantes populares se apliquen en tres acciones: 1. Que asuman realmente el carácter de “gestores”, que si bien la ley no les obliga, sí varios se lo arrogan como facultad indeclinable. 2. Que se constituya una fundación que lleve su nominación como cuerpo colegiado (Fundación LVIII legislatura). 3. Que bajo criterios específicos definidos en plural por la fundación se encargue del diagnóstico, clasificación y asignación de ese recurso distribuyéndolo de manera regular, equitativa y transparente entre, por ejemplo, centros de salud, albergues, asilos, escuelas rurales y urbanas, así como en organismos de asistencia social. Con esto seguramente que en muchos rubros, sobre todo los más sentidos, concretaremos un efectivo e histórico ¡Ya Basta! Nuestros diputados tienen la palabra.