Insólito

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Mauricio Castillo

Todo parece insólito para este jueves que inicia y más si en este momento eres ciudadano del país anfitrión de este Mundial insólito, que a menos de 48 horas de lo sucedido en tu propio país, sigues sin poder creer lo que pasó; es insólito. Para este entonces la increíble derrota sufrida por Brasil ante la humillación que les propinó Alemania con esos increíbles 7 goles en contra, ya parecerá tema del pasado, sobre todo para los especialistas en el tema que habrán desmenuzado hasta el último error de cada jugador local, o los aciertos de cada gol alemán.

Pero desgraciadamente para el país sudamericano la derrota se prolongará más allá de los 90 minutos de un simple partido de semifinales en tu propia casa. Es muy probable que esta cruda, que no solo será moral, sino física, dolerá más que la de hace 64 años con el famoso ‘Maracanazo’, aunque el tiempo de recuperación sea menor. Me temo que las consecuencias serán más graves y más tristes que las imágenes que vimos de niños brasileños llorando inconsolablemente, o de las bellas Cariocas sin poder creer los que sus hermosos ojos húmedos presenciaban.

Lo verdaderamente lastimoso vendrá después y tomará más tiempo de lo que todos los brasileños piensan. Imaginen ahora haber estado en una fiesta en tu propia casa, organizada por ti mismo, donde invitaste a todo el mundo, todos beben de tu chupe, comen de tu comida, se emborrachan hasta perder el conocimiento con tus mujeres, luego se van, se llevan la copa que solo estuvo de visita unos días en tu casa para luego llevársela a otro país, y tu desgraciadamente tienes que pagar la cuenta, y lo peor del caso es que no tienes dinero para hacerlo, porque encima nunca existió el billete suficiente para organizar tu desmadre, y tuviste que pedir prestado. En la madre.

Como lo acabo de describir suena trivial, pero la realidad superará lo que usted y yo nos podamos imaginar de lo que sucederá en el aparentemente más alegre de los países sudamericanos. La tristeza no solo será no haber obtenido la copa por sexta ocasión. El asunto es el descontento que generó el Mundial más polémico que recordamos en los últimos tiempos, por los problemas que existían incluso años antes de su pobre e insípida apertura. Hubo de hecho demostraciones por un sector considerable de la población que increíblemente se alegró que la selección no sólo no pasara a la final, sino que fuera humillada como sucedió, por creer que todo el dinero invertido en organizar un Mundial se debió haber utilizado en programas sociales que se pedían a gritos por millones de brasileños necesitados.

La historia está ahora escrita no solo en los anales de las justas mundialistas, sino en la historia misma de un país que ahora sufre muchas derrotas, y de todas, la de la pobreza que es la peor. En fin. Cada país tiene sus propios problemas y México a pesar de que no fue penal, tiene cosas más importantes en qué pensar y en esas andamos. La circunstancia de Brasil es insólita no por la tremenda goliza propinada por los alemanes, sino por su situación económica, social y, la más triste: la emocional. Descanse en paz el futbol brasileño, uno de los más bellos del mundo. Ahora a trabajar duro para levantar el tiradero después de la fiesta, cuando todos se vayan de regreso a casa.