Dolor compartido

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Por: Luis García

Brasil amaneció nublado y turbado, la cruda emocional y moral se prolongará por tiempo indefinido, el saber qué y por qué fueron atropellados no les será sencillo de entender.

El pueblo brasileño estuvo calmo después de la grosera sacudida, existieron algunas tropelías, pero en general la reacción de los brasileños ha sido de incomprensión, da la impresión que la rabia empezará a fluir con el correr de los días.

La que sí ha sido implacable es la prensa local, han cercenado a todos y cada uno de los componentes de esta lastimada cofradía, el más vituperado por obvias razones has sido tú Luis Felipe Scolari, te acusan de ser un entrenador del siglo pasado, no solamente te tachan de incapaz, te llaman obsoleto, uno de las peores críticas que pueden ser vertidas.

En lo particular creo que la pelota llora, la brutal derrota de Brasil no le hace bien a nadie, por naturales situaciones, a los brasileños menos, pero este tipo de atropellos no pueden generar alegría, observar el derrumbe de un grande no puede ser digno de risa, ver a futbolistas arrastrados en una cancha de futbol resulta triste, deprimente.

Penosamente al recordar esta inverosímil historia gestada en Belo Horizonte se hablará más de la cruenta caída de Brasil que la de poderosa y pulcra exhibición de Alemania. Entiendo que alguien debía hacerle pagar a la Selección de Brasil la prostitución de su estilo; su olvido de las buenas maneras; el abandono de su glorioso pasado, pero el castigo que recibieron, el castigo infringido me pareció excesivo. No creo que la diferencia entre la actual Alemania y la actual Brasil sea la que observamos, no puedo más que solidarizarme con un grupo de futbolistas brasileños que en su mayoría han sido dignos con su carrera, tanto en su representativo nacional, como en sus clubes.

Cómo aplaudir que tipos como ustedes Maicon, Dani Alvés, Thiago Silva, Neymar, David Luiz, Marcelo, Julio César y algún otro más, sean humillados, hombres que durante su andar no han sido más que generosos y grandiosos competidores. El estigma que cargarán por el resto de sus días, no se me hace ni tantito justo, sin duda fueron responsables y culpables junto con otros más, de la hecatombe, del fiasco, del ridículo vivido, pero de eso a que quedar apestados por siempre no lo comparto en lo absoluto. Inclusive ni tú Luis Felipe Scolari merecías este final, nadie lo merece, la conclusión de todo honorable atleta de alto rendimiento no puede ser tan atroz, tan ruin, tan doloroso.

Inclusive Alemania después del cinco a cero pareció tomar conciencia de la macabra obra de terror que estaban haciendo, estaban enarbolando una tragedia de proporciones bíblicas y decidieron menguar su propuesta, al final su incontenible raza, estirpe y esencia germana, no les permitió tranquilizarse y clavaron un par de dagas más durante la segunda mitad.

Se agradece tu cordura Joachim Löw, ante tan dantesco escenario, cualquier comentario fuera de sitio del conquistador pudo agravar la sangría, pero como buenos alemanes, como excelsos competidores, y sobre todo, sabedores que el triunfo y la derrota son engañosos seductores , festejaron con mesura y categoría su justo pase a su octava Final.

Me importaba un bledo si Brasil conseguía su sexto campeonato del mundo o no, pero me resulta complejo erradicar la extraña tristeza que me embarga, reitero derrotas así no le hacen bien a la pelota, ni a nadie, No pretendo ser compasivo, ni restar un ápice de brillo al fantástico e inclemente éxito teutón, pero no puedo más que ser empático con un grupo de buenos jugadores como los brasileños que están y estarán viviendo una pesadilla que nadie merece, ni el peor de los enemigos.