CULTURALIA

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Imagen: “Fototeca digital de Noé Guerra”

LA PETATERA

Por: Noé Guerra

Este 30 de enero totalmente terminada debió haber sido entregada para su funcionamiento nuestra tradicional Petatera. Esta joya artesanal que elaborada por manos colimotas cada año nos enorgullece con su regia edificación. Con antecedentes en los años treinta del siglo veinte, esta plaza de toros, tal y como hoy la conocemos y disfrutamos cada año quienes compartimos las fiestas de Villa de Álvarez, tiene poco más de 70 años de una estable presencia, año con año edificada en diferentes locaciones de la cabecera municipal hasta llegar al sitio actual, al poniente del Centro histórico villalvarense en inmediaciones de los actuales terrenos de la feria. Cabe recordar que al principio, es decir sobre los años veinte del siglo pasado, los jaripeos, que no corridas formales, se alternaban en corrales de las haciendas y rancherías aledañas, así como en tentaderos improvisados construidos de manera rústica con horcones, tablas, latas, soga, alambre y clavos.

Al paso y por necesidad, similar a otras plazas de la época se le adicionaron elementos para cubrir del sol a parte del graderío, siendo el petate el más adecuado para hacer las veces de techo, hasta que, finalmente fue recubierta como hoy la conocemos. Fue en los años 40, cuando uno de los aficionados a la fiesta, Severo Urzúa (a) “El bule” fue comisionado por parte de Felipe Ahumada S., entonces Presidente municipal, para que visitara algunos poblados de la región con el propósito de traer “ideas” para una buena plaza; parece que el modelo a modo por lo práctico lo encontró en Autlán, Jalisco, mismo que sin demora empezaron a reproducir acá y a perfeccionar, estableciéndolo en diferentes lugares de la cabecera del municipio.

Según se afirma, fue en la casa de “El Loro”, donde se reunían algunos amigos preocupados por la mejora de los festejos y que ahí, con palillos (palitos de paleta) y cartón, poco a poco y cada año fueron ideando los cambios hasta llegar al magnífico y monumental coso taurino que en esas condiciones ofreció su primera Corrida formal en 1947, y que hoy por hoy, no sin reconocimiento y legítimo orgullo colimote ostentamos.

En un principio la plaza no tenia las dimensiones que se le observan, la ampliación se dio ante la necesidad de incrementar el número de tabladeros y que poco a poco fue creciendo para llegar a los 55 mts., que durante muchos años mantuvo de diámetro hasta alcanzar los 60 metros que desde mediados de los años noventa ha mantenido, época en que entre Ignacio Torres y Desiderio Contreras (a) “El Pajarito” recortaron las escuadras de soporte de los asientos de las graderías para anexar otra hilerahasta ajustar seis, cuatro tablas amplias y dos estrechas, con la que se aumentó el aforo. Hay que apuntar que por las grandes dimensiones del redondel resulta difícil, aun para el torero más diestro que esta sea apta para el lucimiento de una Corrida formal, más no así para el jaripeo, incluso ni para el rejoneo, una de las razones es el radio, ya que en el primer trazo del burel y sumadas unas cuantas embestidas se cansa y, la otra, la carencia de servicios médicos especializados de emergencia para atender en un eventual percance.

Justo es aclarar que hasta los años ochenta y principio de los años 90, como consta en los carteles, se denominaba: “Monumental Plaza de Toros de Villa de Álvarez”. El calificativo “Petatera” se originó con la celebración del denominado “Día del estudiante”, que venía a ser en los últimos días del festejo, protagonistas que cada vez se excedían más en su celebración dejándola con serios daños que afectaban el patrimonio de los tabladeros, por lo que un buen día literalmente les madrugaron y en la víspera desmantelaron la plaza a grado tal que cuando llegaron los universitarios esta ya había sido desmontada, lo que ocasionó que uno de ellos exclamara: ¡Vámonos! Ahí déjenles su… petatera! Esto, según Inés Ramírez Cobián (a) “El pato”.

Fue en 1997, cuando el entonces Presidente municipal, Alfonso Rolón Michel, llevó el proyecto a España y allá mismo la registró con esa peculiar denominación, sin duda un acierto ya que con ese nombre dio sentido de pertenecía y arraigo a un elemento que por su permanencia se ha ganado la condición de originalidad con la que hoy la evocamos. Una década después el entonces Gobernador del Estado, a iniciativa del Cabildo y apoyado por la LV Legislatura, propuso al CONACULTA y a otros organismos que la plaza fuera reconocida e inscrita en el catalogo de “Monumentos artísticos tangibles o intangibles”, lo que aún no se ha determinado. No obstante, en 2013 a convocatoria de la Secretaría de Cultura y del Burou Internacional de capitales americanas de la cultura, la Petatera fue electa como uno de los “Siete Tesoros Artísticos del Patrimonio Cultural del Estado de Colima”, para ser promovida entre lo más representativo del Estado de Colima durante el “2014, año de Colima, Capital Americana de la Cultura”.