CRÓNICA

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ARMERÍA, SU REPARTO 

Por: Noé GUERRA PIMENTEL

De 1930 a 1966 la producción agrícola de México creció más rápidamente que su población, contribuyendo significativamente al desarrollo general del país. En el periodo 1930-1946, aunque la población aumentó su tasa de crecimiento a 3.2% por año, la producción agrícola experimentó índices más altos, 7.1% promedio. Como resultado, la disponibilidad interna de alimentos aumentó en un 3.8% al año y con ello el sector agropecuario contribuyó al desarrollo urbano-industrial con alimentos a bajo precio y la generación de divisas producto de sus exportaciones.

El reparto agrario marcó el inicio del progreso de la planicie costera de Colima, particularmente de Tecomán y Armería, sobre todo este último, donde sus ejidos se empezaron a fundar a partir del 30 de octubre de 1924, con el primero, el Armería, al que se le dotaron 456 hectáreas, mediante resolución del gobernador Gerardo Hurtado Suárez, ratificada por el presidente Obregón el 2 de abril 1925, expropiando terrenos a la hacienda Paso del río, de la Compañía Occidental Fraccionadora de Terrenos, y por resolución presidencial, el ejido Cuyutlán, el 28 de febrero de 1925, con mil 440 hectáreas. Cabe apuntar que en 1930 la población ganadera de la hacienda de Paso del río ascendía a 30 mil cabezas con pasto en terrenos del oriente del río Armería, y otras 15 mil en tierras del poniente del mismo afluente.

El 14 de marzo de 1931, por disposición del Gobierno del Estado, Humedades, localizada en Armería, municipio de Manzanillo, fue dotada para constituir el fundo de Armería con 598 hectáreas, en beneficio de 60 campesinos, expropiando 398 mil 78 hectáreas de la hacienda Armería y 200 de la Paso del Río. El ejido Independencia de Armería en 1929-1931 fue dotado de 498 hectáreas en beneficio de 60 campesinos. En 1939, por resolución presidencial, el ejido Zorrillos, el 16 de agosto fue dotado de mil 095 hectáreas a beneficio de 55 campesinos. El Independencia fue ampliado el 15 de noviembre con mil 680 hectáreas más para 20 campesinos. Se expropiaron terrenos de la hacienda Paso del río, propiedad de la Compañía Fraccionadora, Sociedad Civil, encabezada por Estefano Gerzi (Con la Ley de la Reforma Agraria y el reparto obligado de su latifundio, para evitar en lo posible ser despojado, el Italo-mexicano creó dicha compañía, de la que mantuvo la mayoría de acciones, figurando otros supuestos socios en la distribución de 26 fracciones en tierras bajas, las mejores, además de lograr certificados de inafectabilidad para las tierras altas, mismas que no tenían posibilidad de riego, además de conseguir constancias similares para su hato ganadero, ello entre 1940  y 1949). No obstante ese mismo día y año al ejido Periquillo o Paso del río se le dotó de mil 003 hectáreas para 27 campesinos, terrenos tomados de la misma propiedad.

Por orden presidencial del once de julio de 1952, el ejido el Pelillo, fue dotado de 95 hectáreas, en beneficio de 24 campesinos. Al siguiente año, el 12 de enero, fue ampliada su dotación con otras 522.8 hectáreas para doce campesinos más, el 7 de septiembre de 1960 el ejido Cofradía de Juárez recibió 19 mil 312 hectáreas, para beneficio de 2 mil 051 campesinos, previa denuncia presentada por Roberto Pizano Saucedo, con la que el Presidente Adolfo López Mateos decretó la expropiación del mencionado latifundio, con lo que el Colectivo Cofradía de Juárez nació como el Ejido más grande del Estado, asignándoseles su dotación el 6 de diciembre, no obstante tuvieron que recurrir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la que falló a su favor para finalmente recibirla el 14 de julio de 1961.

En 1962, el Presidente Municipal de Coquimatlán, Lucio Gómez Guerrero, autorizó a 183 campesinos la posesión de tierras ociosas del predio de Jicotán, pertenecientes a esa jurisdicción. Posteriormente, el 21 de mayo, por mando presidencial, se legalizó la invasión de esas tierras, formándose el Ejido Rincón de López. El Ejido Zorrillos se amplió el 15 de octubre de 1969 con 590 hectáreas, para 46 campesinos, la expropiación  se hizo afectando terrenos de la hacienda de Cualata, parte de la extensa propiedad de Isaura Vidriales. El 17 de noviembre de 1975, el Ejido Anacleto Núñez, fue beneficiado con mil 420 hectáreas, a favor de 187 campesinos. Finalmente en 1976, el 27 de noviembre, el ejido el Campanario recibió mil 812 hectáreas, distribuidas entre 72 beneficiarios.

La expansión de la frontera agrícola, producto de la reforma agraria y de la inversión pública en obras de irrigación, se vio drásticamente frenada en estos años: el total de la superficie cosechada, que en el periodo 1946 – 1966 pasó de 6.6 a 14.9 millones de hectáreas, tuvo un crecimiento casi nulo en la siguiente década y en los años 1976-1978 tuvo u magro crecimiento, para ubicarse en 15.1 millones. A mediados de los sesentas del siglo pasado vio la conclusión del crecimiento de la agricultura mexicana. A partir de 1966 el incremento de la producción agrícola, 2% en promedio al año, fue ya inferior al crecimiento de la población; la de maíz y frijol descendió en términos absolutos.

Los elementos que habían contribuido al crecimiento de este sector mostraron a partir de entonces signos inequívocos de agotamiento. En consecuencia y aunque duela reconocerlo, hoy el campo armeritense, como el del Estado y del país mismo, se ve inmerso en la dinámica económica de la Globalización, para enfrentar su peor crisis, agudizada por políticas que han disminuido hasta casi desaparecer al agro mexicano y, con ello, la vocación primordial que dio origen a este pueblo surgido en “Terreno fértil con esfuerzo firme”.