Costumbres, fiesta y tradiciones, engloba la añeja Feria de Todos los Santos de Colima

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*Es la fiesta popular más antigua del estado, pues data de los primeros años de la colonización española en la Villa de San Sebastián de la provincia de Colima

Por: José Gilberto Ibáñez Anguiano

Colima, Col.- Costumbres, fiesta y tradiciones, engloba la añeja Feria de Todos los Santos de Colima, el máximo festejo popular más antigua del estado, pues data de los primeros años de la colonización española en la Villa de San Sebastián de la provincia de Colima.

En la antigua Villa de San Sebastián debió haber sido este día una fecha muy importante dentro de la liturgia de la religión cristiana y posiblemente la celebración de esta función en la parroquia de Colima. Con este motivo, dio origen a una festividad profana organizada por el pueblo, en forma espontánea, frente a la iglesia principal.

La Feria de Todos Santos, profundamente arraigada en la vida colimense, adquiere una fisonomía peculiar, como resultado de la superposición de una celebración ritual con un evento comercial.
A lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII, la feria llegó a convertirse en un espectáculo espontáneo frente a la iglesia parroquial, a la que llegaba la gente de una extensa región de Colima y de pueblos circunvecinos a comprar herrajes para la labranza, a disfrutar los exquisitos platillos de la antigua cocina colonial y a deleitarse con la música alegre y movida de los primitivos sones y fandangos costeños.

De los ranchos y haciendas llegaba la gente a comprar herrajes para la labranza, sillas de montar y de carga, angeos, machetes, chaparreras, sogas y lechuguillas; y las mujeres a surtirse de alhajas de oro: hilos, dormilonas, bejucos y anillos, en las que nuestros orfebres eran verdaderos maestros.
Indudablemente el día de Todos Santos fue convirtiéndose en una fiesta popular, en la que se desarrollaba un activo comercio, además de la pintoresca verbena que tenía lugar frente a la Parroquia, en el área de la Plaza Mayor, centro vital de Colima de todos los tiempos. Con los años la “Feria de Todos Santos” creció y la Plaza Mayor llegó a ser insuficiente para alojarla. Fue entonces cuando en 1906 el gobernador Enrique O. de la Madrid, dispuso su traslado del jardín de la Libertad – que ya tenía este nombre- a la Alameda o Plaza Nueva (hoy jardín Núñez), donde permaneció 52 años, que fue la época más hermosa de la feria colimense.
La Feria de Todos Santos, alcanzó en el Jardín Núñez una gran fama por todos los contornos, pues venían a caballo familias enteras desde los más lejanos pueblos de Michoacán y de Jalisco a las tapadas de gallos, corridas de toros, a gozar de las golosinas y platillos colimotes, así como a disfrutar de los atractivos que ofrecían los numerosos puestos, juegos de azar, mesas de dados, ruletas, baratillos, etc.

Al jardín Núñez llegaron los primeros juegos mecánicos: un volantín de caballitos que se impulsaba con la fuerza humana; después otros más perfeccionados con motores de gasolina, instalados frente a la casa de don Blas Ruiz (actual Palacio Federal) en los que se cobraba un centavo por volado.

En 1934 la administración gubernamental de José Campero, gobernador interino de Colima, convirtió por decreto la antigua “Feria de Todos Santos”, en “Feria Regional, Agrícola, Ganadera, Comercial e Industrial del Estado de Colima”. El crecimiento inusitado de esta gran fiesta colimense, determinó su reglamentación en 1937.

La feria regional, como comúnmente se le ha llamado ahora, continuó realizándose en el Jardín Núñez, solo con las innovaciones impuestas por las diversas exposiciones de la producción agropecuaria, industrial y comercial de la entidad.

En 1958 se decide el cambio de la Feria a las instalaciones de la Unidad Deportiva “Ignacio Zaragoza”, en donde se dispone además de un extenso terreno frente a la XX Zona Militar.

Se establece un mayor control con portones de entrada y salida, por donde la numerosa concurrencia se distribuye a los espacios de las exposiciones agrícola, ganadera, comercial e industrial; a los puestos de fruta, ropa, loza, juegos de azar, cenadurías, juegos mecánicos, espectáculos, etc.
La gente echa de menos el Jardín Núñez y la falta de un espacio para que los asistentes circulen en dos direcciones, que les permita ver y coquetear, lo que habría de darle más ambiente y sabor de feria.

Se suprimen cantinas y no se permitió el funcionamiento del palenque, la carpa “Chupamirto” que venía actuando años atrás, se clausuro definitivamente por faltar a la moral. Apenas iniciada la XXIII Feria Regional correspondiente a 1959, en la madrugada del 27 de octubre se desató sobre el puerto de Manzanillo uno de los más terríficos ciclones de que se tenga memoria, originando, como era de esperarse, la suspensión del tradicional evento colimense.

En 1970, la Feria Regional de Colima es objeto de publicidad en la prensa nacional y así mismo en el noticiero “24 Horas” de Jacobo Zabludovsky y en el programa televisivo dominical “Siempre en Domingo”, de Raúl Velasco. En el casino se hace la presentación de artistas famosos como Lucia Méndez y Verónica Castro, entre otros, con un éxito sin precedentes, que le dan a Colima gran fama como plaza relevante para las actuaciones de las primeras figuras artísticas del país.
El funcionamiento del Casino de la Feria para la verificación de actos culturales y artísticos, demando el establecimiento de terrazas populares, cuya instalación fue autorizada lejos del centro de la feria, así como también la venta de cerveza y la presentación de artistas y cantantes poco conocidos, pero que satisficieron el gusto popular. Fue asimismo una innovación interesante el establecimiento del Teatro Popular al Aire Libre, en donde la población tuvo la oportunidad de disfrutar gratuitamente la presentación de artistas y grupos folklóricos locales.

En 1978 el gobierno del Estado tomo la decisión, por primera vez, de construir instalaciones especiales para la Feria Regional de Colima, en los terrenos inmediatos al poblado de la Estancia, distante 3 kilómetros de la ciudad de Colima. El vaticinio de que fracasaría la feria por su alejamiento, no se cumplió, porque la gente pronto se adaptó a la distancia de la fiesta.

En la década de los años ochenta el número de visitantes a la feria aumenta considerablemente, quizá un millón durante el periodo, el que se ha ampliado a 16 días. Se construye un inmenso casino con estacionamiento y amplia capacidad. Se subastan el casino y el palenque a promotores artísticos, que continúan la tradición de presentar artistas de fama nacional, como Yuri, Carmen Salinas, Rápale, Juan Gabriel, José José, Vicente Fernández, Emmanuel, etc., por lo que estos lugares se saturan de espectadores.
Las exposiciones ubicadas en la parte central, muestran los avances agropecuarios, del comercio y de la industria colimense; el Gobierno del Estado presenta el desarrollo de sus programas de trabajo; el Plan Colima, el avance de sus acciones y los resultados de estas; algunas dependencias federales exhiben gráficamente la realización de sus proyectos y los Ayuntamientos exponen los aspectos materiales, turísticos, educativos y artesanales de sus jurisdicciones.

En la actualidad la Feria de Todos Santos ha llegado a convertirse en un evento cultural y social de gran magnitud.

Es de mencionar que, la primera referencia histórica se encuentra en un Acta de Cabildo del Archivo Histórico Municipal, fechada en 1572, en la que se registra una querella violenta entre un mestizo y varios indios, precisamente mientras se desarrollaba una procesión ceremonial indígena con antorchas y velas de cera encendidas, a la media noche del 1º de Noviembre de 1572.

El día de los Fieles Difuntos, tradicionalmente ha sido una recordación ritual indígena muy antigua, efectuada el 2 de noviembre de cada año, así como la costumbre de pernoctar en los cementerios desde la media noche del día anterior, para colocar ofrendas y cubrir las tumbas con profusión de velas encendidas, como ocurre en Janitzio, Michoacán, cuya velación constituye un acto impresionante.