Comer en familia

0

Por: Jonás Larios Deniz*

Comer en familia, es uno de los ritos que más benefician a la educación en el hogar. La calidez en las relaciones humanas es un factor valioso en la idiosincrasia de las y los mexicanos que se está diluyendo frente al uso indiscriminado de los aparatos móviles. La generación adulta, representada por los padres y madres de familia, los profesores, los sacerdotes y otras figuras consideradas de autoridad (intelectual, moral, etc.) reconocen el debilitamiento de su rol de guía frente a la gran cantidad de información que proporciona el internet. Incluso, profesiones como la medicina y la abogacía han sido parcialmente sustituidas por programas informáticos y herramientas virtuales diversas, generando revisiones sustanciales a las formas de proceder y de vivir. La tutela y conducción de la generación joven por la adulta está en riesgo creciente. Lo anteriormente dicho es algo más que sabido, pero me interesa reiterarlo porque la educación familiar tiene en el ritual de la comida la vía para formar valores en todos sus integrantes. De acuerdo con el Diccionario de Ciencias de la Educación (pág. 488 y 489), “la familia es para el niño [y la niña] el primer transmisor de pautas culturales, y su principal agente de socialización (…). A medida que se va formando la personalidad del niño [y la niña], la modalidad de su circunstancia familiar ocasiona en él [y ella] diversas posibilidades en cuanto a su seguridad básica, a su satisfacción de tendencias, a su autoimagen, a su autoafirmación y a su integración social, a su conciencia de status, a su vivencia de roles y a un gran conjunto de expectativas”. Yo agrego que es la reunión de todas y todos los que integran una familia lo que genera fortaleza de valores, que envuelve a todos los que viven en esta reunión, en esta comunión de pesonas (generación joven y generación adulta). De manera tal, que se provoque un aprendizaje permanente más que enseñanzas autoritarias de los adultos a los jóvenes. La experiencia dejará de ser medida por la acumulación de años vividos y podrá entenderse a través de la intensidad, autenticidad y honestidad con que se hable, se viva y se muestren unos con otros. La comida en familia permite verse a los ojos, expresar ideas, escuchar ideas, compartir espacio vital, servir y recibir un servicio. Permite también, fortalecer el sentido de pertenencia cuando se identifica, a través de las acciones simples en la mesa, que alguien (o varias personas) te proveen, te acompañan y te cuidan. Me gusta pensar en el momento en que se coincide con otro miembro de la familia al tomar una tortilla, pueden ocurrir muchas situaciones, cito tres: a) ceder el paso y luego tomar la tuya, b) que te cedan el paso para que la tomes tu primero, y c) que sea la última en el tortillero y la compartan en tanto llegan más. Esta sencilla acción supone interacción humana, exige una demostración de fraternidad y buena voluntad. Si parece que exagero, pensemos en quien hace (o compra) la comida, quien la calienta, quien la sirve, quien calienta las tortillas y por supuesto, quien lava los trastos. Las y los profesores tendremos estudiantes felices en la medida que estos coman en familia, tantas veces como sea posible. La educación también trata de eso, la educación formal está repleta de funciones que difícilmente podrá cumplir. Me gusta pensar que mis estudiantes comen y cenan en sus casas, en compañía de sus padres, madres, hermanos, hermanas, tíos, tías, abuelos, abuelas, parejas, hijos, hijas, amigos, amigas, vecinos y vecinas. También con animales y plantas. Me gusta que el ritual de comer juntos sea obligatorio para algunas familias. Me gusta comer o cenar con la mesa llena de familiares (u otras personas). Me gusta estar con mi amada “perrhija” mientras desayuna o cena sus croquetas. Verdad de perogrullo, posibilidad de micro-sanación de una sociedad compuesta por individualidades, anhelo de quienes tienen una familia resquebrajada, oportunidad de ahorro en la economía familiar, cualquier cosa que esto les represente, constituye una acción que apoya la emoción colectiva de las y los que componen un hogar, una familia.

* Profesor-investigador de la Universidad de Colima