Azul

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Por: Mauricio Castillo

Esta simple palabra evoca muchas cosas. Si usted la lee en estos momentos, estoy seguro que le vendrán a la mente muchas cosas, variadas y seguramente en diferentes etapas de su vida. A pesar de que sólo se trata de un color, trate usted de recordar qué cantidad de cosas le hacen recordar el hecho de sólo leerla y asociarla con miles de cosas. Le pido de favor que al menos no lo refiera inmediatamente a un equipo de futbol, aunque usted sea asiduo apasionado al equipo cementero más famoso de México. Pero en fin, puede usted asociarlo a lo que se le dé la gana.

Otros en su caso, quizá el mío, lo asociamos a una maravillosa canción de Agustín Lara, llamada así, simple y llanamente ‘Azul’, que le recomiendo ampliamente si no conoce su letra o música. Pero pueden existir muchas razones para evocar este peculiar color, y cada uno de nosotros tendrá la propia, y le diría que la razón tiene una explicación hasta obvia. Nuestro planeta casi en su totalidad es de este color, no sólo cuando se ve desde lejos (aunque pocos hayan tenido esa oportunidad desde el espacio), no todos los que habitamos este planeta, lo hemos visto y reconocido en nuestro cielo, y en su caso en nuestros mares. Que no le extrañe a usted cuando alguien súbitamente le pregunte un color y usted automáticamente conteste: ‘azul’.

Es el primer color que tenemos en nuestra memoria colectiva porque lo recordamos desde que nuestra memoria se formó cuando éramos pequeños. Pero, ¿acaso sabe usted por qué nuestro cielo es azul o nuestros mares son del mismo color? Pregúntele a la persona que tenga más cerca y seguro le dirá que el mar es azul, porque refleja el color del mar, y que el mar es azul porque refleja el color del cielo. Las dos respuestas son románticas, pero muy alejadas de una explicación científica y real. Y la respuesta es tan simple que no la creeríamos.

Pero no se preocupe, que para eso dedico esta columna el día de hoy, porque la respuesta puede ser igual de romántica de lo que usted quiera. Todo tiene que ver con la luz y el arco iris, el mismo que usted ve cuando llueve y hay sol. Y aquí voy con la explicación: la luz viene del Sol y al igual que se descompone con un cristal cuando pasa a través de él y lo convierte en un arco iris, sucede lo mismo con todos los gases de la atmósfera, al igual que las gotas de lluvia, y al igual que el mar, que es como otro cristal. La luz convertida en arco iris, desaparece ante nuestros ojos, pero el último en hacerlo es precisamente el azul.

Es el color que permanece en nuestras retinas, aunque los demás sigan ahí. Simple. De hecho le podría afirmar con toda la seguridad, que hemos vivido engañados toda la vida pensando que el agua es transparente, pero no. Con suficiente cantidad de ella puede usted demostrar que el agua en realidad es azul. ¿Y por qué escribí todo esto en un fin de semana como éste? Porque después de mucho tiempo gris, no sólo en el cielo sino en todo lo demás, ver el cielo azul de nuevo me gusta para empezar esta semana, que espero que no esté gris como los últimos meses. Tengan una semana muy azul. Saludos.