AL DESNUDO

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Por: Édgar Rodríguez H.

Inteligente decisión la del diputado local plurinominal perredista Francisco Rodríguez García, de dar por concluida la etapa electiva interna que culminó el domingo anterior con la elección de la nueva dirigencia estatal y de la presidencia del Consejo Político Estatal del PRD. Se terminó el recreo y a otra cosa mariposa como la muy importante de prepararse para tener un rol trascendental en los comicios de 2015. Tiene toda la razón Paco en no sentirse derrotado sino satisfecho porque “logramos sacar más votos de los que la elección nos había dado, es decir consejeros de ellos votaron por nosotros”. Él  es un político de profesión, de carrera, al que le ha ido muy bien en sus doce años de militancia en el partido del Sol Azteca. Le puede ir mejor si se integra, si se suma, a la tarea que el PRD tiene por delante de acercarse a la gente, a los electores sin partido, a la sociedad en general, para ganar credibilidad y confianza.

Si Rodríguez García y sus cofrades de Izquierda Democrática Nacional, IDN, superan el tribalismo que le ha impedido al PRD consolidarse en Colima como una alternativa político electoral seria y confiable, y se integran al trabajo partidista que viene, entrarán en una dinámica ganar-ganar. Caso contrario,  avanzarán como los cangrejos. Cierto es que los i -de- enes no ganaron los principales cargos directivos que estuvieron en juego en la elección perredista interna del PRD, pero ello no significa en automático que hayan quedado excluidos de las decisiones partidistas ni de las oportunidades de contender por cargos de elección popular, siempre y cuando garanticen competitividad y le aporten al esfuerzo colectivo.

Nadie en el PRD de Colima, después del domingo anterior, habla de derrotados ni de desplazados políticos, mucho menos de aniquilados, sino de unidad y proyectos viables, ganadores, de cara al 215, propósitos que demandan la concurrencia no nada más de todas las corrientes internas que conforman el partido fundado por Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, entre los principales, sino de las fuerzas progresistas de la sociedad colimense que demandan seriedad y compromiso en un partido de izquierda como el PRD.

“Nuestra fuerza política está presente y vigente, fuimos los que obtuvimos la mayor cantidad de votos y eso nos mantiene con fortaleza política. Tenemos que ver que también tenemos una fuerza correspondiente. Ahora se tiene que ver la fortaleza del Partido de la Revolución Democrática”, traza el diputado Rodríguez García que puesto y dispuesto está a dialogar con su nuevo dirigente  Jorge Luis Reyes para conocer de primera mano sus propuestas para IDN y, se supone, también para el partido en su conjunto y la ciudadanía colimense a la que todas las tribus perredistas se deben.

Resuelto que ha el PRD el tema de su renovación directiva, todos los partidos políticos con registro en Colima prestos están para entrarle con fe a la competencia electoral para definir a los nuevos titulares del poder ejecutivo estatal, de los diez ayuntamientos, de las dos diputaciones federales y de los integrantes de la próxima legislatura local.

SE DICE QUE…

*En su delirio político de gobernar Colima el próximo sexenio, el guerrerense Nabor Ochoa López, ha instruido a sus incondicionales “diseminadores” de información falsa, rumores y calumnias en general, por cierto muy probados ya en tales artes de la guerra sucia, a que divulguen que él, y nadie más, es el único capaz de ganarle la eventual partida por la gubernatura a su ex pupilo y de nuevo aliado político, Virgilio Mendosa Amezcua.

*Otra patraña orquestada por el mismo hijo de Doña Nico es que su cómplice Francisco Zepeda González será, por voluntad de Enrique Peña, el candidato del PRI a la alcaldía porteña para el trienio 2015-2021.

*El PRI de Mario Anguiano Moreno se ha cubierto de gloria al sacar del  Organismo Público Local Electoral a la consejera por una quincena, María Elena Ruiz Visfocri, vengando así las supuestas afrentas que ésta cometió en contra del líder del Oro PRI, Fernando Moreno Peña. ¡Ver para a creer!